Harald 'Toni' Schumacher
El guardameta de Alemania Occidental se ganó fama de 'asesino' con una dura entrada al francés Battiston
Una brutal entrada al francés Patrick Battiston, en Sevilla, hace cuatro años, le hizo tristemente célebre: la encarnación del alemán feo. Hoy, en México, con 32 años, 70 partidos internacionales y 400 en la Bundesliga, Harald Toni Schumacher lucha por convertirse en el líder de la selección de la República Federal de Alemania y no vacila en presentar batalla a un monumento futbolístico como Karl-Heinz Rummenigge.
Con él llegó el escándalo. Éste podría ser el título que define su trayectoria profesional. Schumacher confirma la, opinión extendida en el mundo del fútbol de que "todos los porteros están un poco majaras". Aquella noche en Sevilla marcó para siem pre su carrera. Schumacher será conocido en la historia del fútbol, más que por sus cualidades a la hora de detener balones, por la brutal agresión a Battiston, su comportamiento inmediato sobre la pradera y sus declaraciones posteriores.El golpe de Schumacher al defensa francés le de.jó una vértebra mal. Mientras las asistencias se ocupaban del herido, Schumacher se paseaba por su área como si la cosa no tuviese nada que ver con él. El árbitro ni pitó penalti ni le sacó una tarjeta, a pesar de la grave lesión de Battiston, que hoy juega de líbero en el equipo de Francia.
Las declaraciones posteriores de Schumacher alcanzaron un grado de cinismo difícilmente superable. "Me han dicho que se ha roto unos dientes. Si es necesario, estoy dispuesto a pagarle una prótesis", dijo.
La siguiente temporada de la Bundesliga fue una tortura para el portero de la RIFA. Cada vez que su equipo, el Colonia, jugaba fuera de casa, el público gritaba a coro: "Toni, asesino". Este grito, "Toni, asesino", le acompañó incluso hasta en partidos de la selección nacional. Sus asesores de imagen se dieron cuenta de que se había convertido en una especie de villano y que estaban en juego los contratos publicitarios. Los anunciantes no querían ofrecer sus productos con la imagen de un Schumacher a quien la afición acusaba de asesino y la Prensa francesa llegaba incluso a comparar con los nazis.
Schumacher llegó a visitar al herido Battiston en Francia, para reconciliarse, y también para hacerse una foto mientras tomaban una copa juntos. El portero de la selección de la RFA está considerado la encarnación del carácter renano, temperamental, espontáneo y explosivo. Nada que ver con el estilo prusiano, aunque Schumacher es un modelo de profesionalidad, disciplina y cumplimiento del deber.
Una muestra de su estilo y temperamento la dio en Gijón el día más negro de la historia del fútbol alemán, cuando Austria y la RFA llegaron a un pacto de no agresión sobre la verde pradera de El Molinón. Aquel día, los hinchas alemanes rodearon el hotel de los seleccionados para abuchearlos. Desde su habitación, en un elevado piso, Schumacher se dedicó a lanzarles cubos de agua.
"Con Toni está garantizado el carnaval", se comentó en Querétaro con ocasión de los incidentes entre la mafia renana (los del Colonia) y la bávara (los del Bayern Munich).
El actual capitán es Ruminenigge, pero Schumacher considera que ha llegado la hora del relevo y ahora le toca a él convertirse en el líder de la selección, porque además el delantero del Inter de Milán no parece haber alcanzado su forma. Apoyado por la mafia renana, Pierre Littbarski y Klaus Allofs, Schumacher ha puesto en tela de juicio el liderazgo de Ruminenigge, y parece dispuesto, pese al armisticio acordado, a convertirse en el amo del equipo nacional.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.