El recuerdo del 23-F provoca tensiones en la campaña electoral

El recuerdo del intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 ha ocupado varias de las intervenciones en los mítines electorales celebrados ayer. El líder del CDS, Adolfo Suárez, descartó la posibilidad de que hubiera un pacto para evitar ese asunto. "No soy yo", dijo, "el que quiere seguir por ese camino, pero, si se empeñan, no estoy dispuesto a callarme". Suárez replicaba a las declaraciones del vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, quien el sábado dijo en Logroño que había que preguntar a Suárez "qué habló con Tejero el 23-F".Guerra insistió ayer en Utrera (Sevilla) en sus ataques contra Suárez, del que, dijo, habla ahora de libertades con "descaro absoluto". El vicepresidente recordó que el líder del CDS era presidente del Gobierno cuando, el 23-F, "se estuvo a punto de perder la democracia". Ironizando sobre el candidato del CDS Agustín Rodríguez Sahagún, Guerra dijo que se le ponían "los pelos de punta" al pensar "en verlo otra vez en el Gobierno, en el que era ministro de Defensa", cuando le estalló un golpe de Estado debajo de la mesa y no se enteró". Por su parte, el candidato reformista, Miquel Roca, se desmarcó de la polémica al afirmar en Talavera de la Reina (Toledo) que todos los demás líderes "están tan ocupados con el 23-F que no se ocupan del futuro del país".

Por otro lado, el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Felipe González, dijo ayer en Tenerife que ve poco probable que se celebre un debate televisado entre él y el líder de Coalición Popular, Manuel Fraga.

"Creo que no va a ser posible" afirmó. "A mí me gustaría,, honestamente", añadió, "hacer un debate televisado con Fraga; lo que no me agrada es tener que estar respondiendo a las interpretaciones que se hacen desde todas las fuerzas políticas".

Fraga, por su parte, afirmó ayer en La Coruña que Coalición Popular es "la escoba que hace falta para limpiar España".

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