Augusto Ruschi, ecologista
El ecologista brasileño Augusto Ruschi dijo una vez que en el día de su muerte los colibríes llevarían su alma inmediatamente al cielo. De ser cierto, eso habrá ocurrido a las 13.30 del pasado martes, en el Estado brasileño de Espírito Santo, al norte de Río.El profesor Ruschi tenía 71 años y era considerado el mayor especialista en orquídeas y colibríes de todo el mundo. Reestudió y describió 45 nuevas especies de orquídeas, cinco especies y subespecies de colibríes y publicó más de 400 trabajos a lo largo de su vida. En sus muchos viajes a lo largo del país, el profesor empezó a estudiar una especie de sapo en el Amazonas, el Dendrobata. Al agarrar a uno de estos sapos venenosos, el animal inoculó el líquido mortal en el naturalista. Desde entonces el profesor empezó a sufrir enfermedades hepáticas. A principio de 1986, cuando la casi totalidad de su hígado ya estaba literalmente petrificado, Ruschi buscó la ayuda de dos caciques indígenas, Raoni y Sapaim.
Los caciques retiraron, con la ayuda de hierbas medicinales, y a través de rituales, el veneno del cuerpo del naturalista. Pero ya era demasiado tarde.
Desde hace muchos años el profesor Ruschi decía que estaba "condenado a muerte". Al saberse contaminado por el veneno del sapo, dijo con cierta tranquilidad que el veneno actuaría de manera lenta, pero segura. "Al llegar al aparato digestivo me matará", dijo siempre Augusto Ruschi. Sin embargo, el pasado mes de enero, luego de los rituales indígenas, afirmó sentirse "joven otra vez".
Los últimos meses los pasó trabajando. Luego de las sesiones con los caciques, su estado mejoró tanto que volvió a su vieja rutina: acostarse a las seis de la tarde, despertarse a medianoche y entonces empezar a leer o a escribir mientras esperaba el despertar de los pájaros en su casa, en medio de la floresta de Santa Lucía.
Fue sepultado el pasado jueves, 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente.
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