La ONU aprueba un plan de recuperación económica para el continente africano

La ONU aprobó ayer un programa de recuperación económica para África tras seis días de reuniones de los 159 países miembros de la organización para estudiar los problemas económicos de este continente. Este documento, de 18 páginas, ha sido calificado como de pacto histórico de desarrollo entre los países africanos y el resto del mundo. Sin embargo, la mayor parte de los dirigentes africanos se muestra decepcionada por la falta de concesiones de los países industrializados y porque las medidas incluidas en el documento no se hallan a la altura de las necesidades del continente.

Los países occidentales, principales aliados económicos de los africanos, no han querido comprometerse a aportar los 46.000 millones de dólares (unos 6,9 billones de pesetas) que se necesitan para poner en marcha un plan de inversiones prioritarias de 128.000 millones de dólares, en el que la agricultura figura en un primer plano.El plan elaborado por la sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas -la primera celebrada sobre un continente en sus 40 años de existencia- prevé que los países africanos se hagan cargo de las dos terceras partes de la financiación del mismo. Según afirma el documento, los países industrializados harán "todos los esfuerzos necesarios para aportar los recursos necesarios" para apoyar el desarrollo de África.

Los países industrializados tampoco hicieron grandes concesiones en el tema de la deuda exterior, que alcanza más de 100.000 millones de dólares para los países del área subsahariana.

Los países desarrollados reconocieron la gravedad de este problema, pero, excepto Canadá, se negaron a conceder una moratoria o a negociar este tema por otros canales que no fueran los de las instituciones especializadas existentes para cada caso.

El plan para el desarrollo de África enumera las medidas que hay que adoptar para lograr este objetivo y reconoce los errores efectuados en el pasado por las administraciones africanas.

Tanto los dirigentes de los países africanos como los de los países industrializados consideran que este documento constituye la expresión de un "nuevo realismo" de los dirigentes africanos que se comprometen a efectuar una revisión de las prioridades en sus presupuestos, eliminar los derroches e incentivar el papel positivo" del sector privado.