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CIENCIA

El fracaso del 'Ariane 2' interrumpe el monopolio europeo en el transporte de satélites

Occidente se ha quedado temporalmente sin medio de transporte para colocar en órbita sus satélites espaciales como consecuencia del fracaso del decimoctavo lanzamiento del cohete europeo Ariane. Los controladores del centro de lanzamiento de Kourou, en la Guyana francesa, hicieron estallar, en la noche del viernes al sábado, el cohete y el satélite que portaba porque el Ariane se había salido de su trayectoria al no encenderse los motores de la tercera fase. El fracaso del Ariane 2 contribuirá, sin duda, a interrumpir el monopolio efectivo que Europa ostentaba últimamente en la carrera de los transportes de satélites.

Fuentes de la Agencia Espacial Europea (AEE) comunicaron que, si no se encuentran rápidamente las causas del fracaso, habrá que aplazar el próximo lanzamiento, previsto para finales de julio, cuando el Ariane-3 deberá poner en órbita dos satélites de comunicaciones.El programa Ariane gozaba prácticamente de una situación de monopolio desde que los estadounidenses suspendieron sus lanzamientos después de tres fracasos sucesivos. El 28 de enero pasado ocurrió la tragedia del Challenger, en la que murieron los siete tripulantes del transbordador espacial; el 18 de abril estalló el cohete Titán-34d, portador de un satélite espía, y, el 3 de mayo tuvo que ser destruido, inmediatamente después de su lanzamiento, un cohete Delta cargado con un satélite meteorológico.

Arianespace, filial comercial de la AEE, competidor de la NASA estadounidense en el campo de los lanzamientos espaciales, se benefició de la paralización del programa norteamericano.

Después de dos éxitos sucesivos en lo que va de año, en los lanzamientos del 22 de febrero y 28 de marzo, la cartera de pedidos de Arianespace había ascendido a 33 contratos de lanzamiento para los próximos tres años, por valor de más de 1.500 millones de dólares.

El fracaso de la madrugada del sábado supone una pérdida, entre vehículo portador y carga a bordo, de unos 90 millones de dólares. El satélite que el Ariane-2 destruido debía haber puesto en órbita era el Intelsat- V-F14, con capacidad para 15.000 líneas telefónicas y dos canales de televisión, destinado a unirse a la docena de satélites de comunicaciones del mismo tipo que se encuentran ya en funcionamiento y a través de los cuales se realizan aproximadamente las dos terceras partes de todas las telecomunicaciones internacionales.

Era el tercer lanzamiento del programa Ariane por cuenta de Intelsat, organización internacional de telecomunicaciones, constituida por 110 países.

Fallo en la tercera fase

El accidente del Ariane-2 es el segundo en menos de un año que se debe a un fallo en la tercera fase del cohete. Dicha fase provocó considerables demoras en la anterior misión del cohete europeo, que, finalmente, colocó en órbita, el 28 de marzo, dos satélites de comunicaciones, uno brasileño y otro estadounidense.Anteriormente, el 13 de septiembre de 1985, en su decimoquinto lanzamiento, que presenció directamente el presidente francés, François Mitterrand, otro Ariane, portador de dos satélites, estalló en el aire a causa del mal funcionamiento de los motores de la tercera fase.

Si las investigaciones concluyen tan rápidamente que no se haga necesario el aplazamiento, los europeos lanzarán todavía en este año, en fecha aún no fijada, un nuevo tipo de cohete más potente, el Ariane-4.

Poco después de conocerse el fracaso del lanzamiento, se anunció que una comisión va a investigar las causas del mismo. El anuncio fue hecho por Jacques-Louis Lions, director del Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES), cuya sede central se encuentra en Evry, en el sur de la región parisiense.

La comisión de investigación estará integrada por expertos de la agencia espacial europea, del CNES, de la empresa que fabrica los motores del Ariane y técnicos independientes.

Por su parte, el director general de Intelsat, Richard Colino, expresó su confianza en Ariane-Espace, empresa responsable del lanzamiento, y en la agencia espacial europea. "Proseguiremos nuestro programa de satélites", manifestó Richard Colino, quien reiteró su confianza en los técnicos europeos para analizar el fallo y resolver el problema. Colino ponderó lo difícil que resulta encontrar un sistema de lanzamiento absolutamente seguro.

Intelsat ha sufrido dos pérdidas sucesivas de satélites de comunicaciones, pues el anterior se extravió al ser colocado en órbita por un cohete estadounidense.

Los repetidos fallos en los lanzamientos de cohetes que deben colocar en órbita satélites de comunicaciones están comenzando a crear problemas en el mercado internacional de seguros y los expertos predicen considerables aumentos en las pólizas.

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