19 lunes
Mambrú se fue a la guerra. Fernán-Gómez y Pedro Beltrán han escrito la mejor historia de "topos" de las que proliferaron en el postfranquismo. María Asquerino, Agustín González y los demás han henchido de realidad cinematográfica una realidad muy real (exquisita, María, en el episodio pornomatrimonial). Pero, .más que los valores estéticos, se le alcanzan a uno, que no es crítico, los contravalores sociológicos, documentales, significativos, de esta película. La izquierda republicana que perdió la guerra del 36 y se enterró 40 años, bajo tierra o bajo otros climas y otras culturas, comprobaría en estos diez últimos años, emergida de las catacumbas de la clandestinidad, el miedo, el exilio, vuelta de América o de la bodega de casa, que la guerra sigue perdiéndose indefinidamente, eternamente, que la Historia no existe, que la Ramada memoria colectiva no es sino un pseudónimo del olvido. Al topo Fernán-Gómez lo vuelve a enterrar la ausencia de Historia, la desmemoria de su pueblo, que le ignora. Estamos tan hechos de tiempo que no tenemos sentido ni entidad fuera de nuestro tiempo. Y, fácticamente, quien entierra ahora al resucitado de una ideología no es otra ideología nueva, sino la pura desideología, el consumo: al abuelo FFG se le entierra, hoy, bajo una pirámide comercial de electrodomésticos, teleanuncios y letras de cambio. Así, el regreso de los dioses del exilio, los "topos" ilustres, enterrados por una nueva adunación geológica del lenguaje, de la cultura, de la incultura, locos de soledad, crispados de recuerdos. Salvo excepciones, claro. Para eso están los grandes premios oficiales y geriátricos: para suplir la memoria con la conmemoración, que es la forma solemne del olvido. En cuanto a los peatonales de aquella peripecia histórica, ahora comprenden que no pasaron del grado militar de tambor. Así está España: enterrando a sus muertos bajo una campaña electoral que no es sino la batalla continua por las microondas, el ordenador y el minipimer.
21 miércoles
El PSOE y Coalición Popular han presentado sus respectivos programas electorales. Son idénticos. No es sólo que se espíen de reojo, un programa al otro, como los escolandos en examen. Es que son iguales. El partido de Fraga habla de seguridad ciudadana, creación de empleo, lucha contra la droga, protección a los pensionistas. El programa se califica a sí mismo de "moderado". Sus redactores consideran que 61 puede poner a España en el año 2000" (nos conformaríamos con que la pusiese en 1986). El PSOE, por su parte, considera su propio programa "más filosófico que mitinero". Este programa ha sido definido como "prudentemente socialdemócrata". Es un programa "a largo plazo" (lo que coincide con el huxIeiano año 2000 de Fraga). López Riaño lo califica de "liberal". Pero el "liberalismo" político, hoy, es una ventanilla más de CP, atendida por Segurado. ¿Y por qué son tan parecidos ambos programas? Pues mire usted, desocupado lector, porque unos y otros, aquí, han optado por la "reforma" y no por la "revolución". Unos son reformistas de izquierda y los otros son reformistas de derecha: todos nietos barulleros de don Joaquín Costa, don Lucas Mallada y don Macías Picavea. El cronista confía, en fin, en que, para la elecciones del 90, ambas formaciones partan de un mismo programa, a ver quién lo vende mejor, y que las cruentas luchas electorales se establezcan por el look, el pelo a navaja o cepillo, la manera formal o informal de vestir los domingos, el descote de las santas esposas y sus respectivos premios naranja/limón, la manera de manejar la raqueta o de pescar la trucha leonesa. Una batalla de peluqueros y modistos. La tv nos ha habituado a elegir imágenes antes que ideologías. Los yanquis lo han hecho .siempre y Lincoln no ha dicho una palabra más alta que otra.
23 viernes
Paganos. Son paganos. Viven un paganismo trimestral en Marbella, como la mitología en oro y couché de nuestra psocialdémocracia ética y turística. Mi entrañable Pitita está en el origen, egipcíaca, como Egipto está en el origen de Grecia, Gunila von Bismarck, entre Santa Claus juvenil y reina de las fiestas de Tomelloso. El príncipe de Hohenloe, como un Cugat anterior y sin piano. Dominguín, el último intelectual, el último cínico. el último dandy de la becerrada nacional. Regine, más dama que madama de la Marbella griega y andaluza. Don Jaime de Mora, el señorito/ límite del señoritismo español, cuya gloria y ventaja, ha sido explotar/exportar eso, y no como los otros señoritos, que se disfrazan de patronales. Isabel Preysler, la exótica de todos los paganismos y neos, desde Helena de Troya a la Salomé de Oscar Wilde, cuyo Bautista había sido Walter Pater. Paganos trimestrales que no han leído el paganismo triste, atlántico, de Pessoa, pero que han vivido y viven el paganismo mediterráneo y jet de Marbella, como en el verso de José Hierro: "Subía entonces a tu casa/ la juventud. Para qué apuras / el vino...". Cari Lapique, como la dependienta de sin ásma. Manolo Santana, que va decayendo en una especie de Serrat a su vez en decadencia. Sofía de Habsburgo, educanda en paganismos marbellíes. Carmina Ordóñez, a quien amé niña. Son los últimos paganos del Mediterráneo enfermo, elite proustiana de las revistas de hipermercado, mitología del dólar/peseta con la que no se atreve a soñar la dulce y hortera democracia española.
25 domingo
Monet en Arte Contemporáneo. Uno de los padres estéticos del siglo XX. Del Monet tardío nacen Kandinski, Mondrian, Pollock. Monet, que llegó a la abstracción ¿por qué no es nuestro contemporáneo? Porque, deconstruyendo, aún construía el mundo. (Los deconstructores han venido después). Pagano, también, Monet.
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