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El liberal Virgilio Barco, favorito en las presidenciales de Colombia

Antonio Caño

ENVIADO ESPECIALColombia vive en paz la víspera de las elecciones presidenciales más importantes de su historia. El candidato conservador, Álvaro Gómez, hace un esfuerzo final para cambiar los pronósticos, que le son adversos. El liberal Virgilio Barco espera tranquilo, sin arriesgar con intervenciones públicas un triunfo que parece seguro. Jaime Pardo, candidato de la Unión Patriótica (partido comunista y guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC) sólo aspira a dejar a su partido en un decoroso tercer puesto.

Esta madrugada han entrado en vigor la ley seca, la prohibición de portar armas y el patrullaje combinado del ejército y la policía en las ciudades. Las fuerzas armadas han reforzado su control en las zonas con presencia guerrillera, pero no ha sido necesario suspendar las elecciones en ningún punto del país, y ninguna de las dos principales fuerzas políticas espera algo de más importancia que los petardos lanzados el jueves contra alguna de sus sedes.

Después de una reunión, el jueves, del presidente Belisario Betancur con los responsables de los cuerpos de seguridad, los ministros de Gobierno, Jaime Castro, y de Defensa, general Miguel Vega Uribe, viajaron ayer a los conflictivos departamentos del Valle y Cauca, donde recibieron informes optimistas sobre la situación en ambos territorios. En el departamento del Valle había actuado anteriormente el Batallón América, del grupo guerrillero Movimiento Diecinueve de Abril (M-19), descabezado y disperso actualmente y al que se cree sólo capaz de actos desesperados.

El Gobierno ha prohibido que la radio y la televisión ofrezcan mañana resultados conseguidos mediante sondeos particulares, y el registrador, máximo responsable electoral, Humberto de la Calle, ha garantizado que no existe ningún peligro de fraude. El Consejo Nacional Electoral ha advertido que las papeletas defectuosas o aquellas en las que el nombre del candidato no esté correctamente escrito serán válidas, con el objeto de evitar que los seguidores de un partido repartan papeletas adulteradas del partido rival.

Existe optimismo indisimulable, que crece a medida que aumentan las adhesiones a la candidatura de Virgilio Barco de algunos dirigentes del nuevo liberalismo, corriente de izquierda del Partido Liberal, encabezada por Luis Carlos Galán, que fue derrotado en las elecciones legislativas en abril.

En esos comicios, los liberales obtuvieron una ventaja del 12% sobre sus históricos rivales conservadores. Pese a la absoluta falta de carisma de su candidato, confían ahora, con una maquinaria más poderosa y mayor implantación, en confirmar o incluso aumentar esa diferencia.

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