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GENTE

Carmen Martínez-Bordiú y Miguel Bosé

Se conocieron en el vestíbulo de un hotel, minutos antes de verse juntos ante un micrófono. A los dos les pareció espléndido encontrarse, espléndido ser entrevistados al mismo tiempo y quizá también espléndido que EL PAÍS estuviera celebrando, con actos entre los que se encontraba su charla, su décimo aniversario, si bien esto último posiblemente no les quitara el sueño. Se besaron, e inmediatamente ella le confesó que tuvo que llamar al padre de él para que le contara cosas de su hijo. La charla París-Jaén transcurrió más o menos en estos términos:-Luis Miguel, me van a entrevistar junto a tu hijo y no sé qué música canta.

-No te preocupes, Carmen. A mí me pasa más o menos lo mismo.

A los pocos instantes de verse, todo se volvieron- complicidades. Algunas ya las tenían de antes: una ascendencia de alcurnia de índole diversa -eran, como él decía, aristocracia de serie B, "o sea sin titulo"-, una cierta fama de rompedores con su ambiente, buena prensa. Él añadió otro punto de encuentro: ambos eran hijos de productos del franquismo, lo cual en el caso de ella era de una obviedad genética meridiana. Otras complicidades las descubrieron allí mismo: los dos se llamaban Rossi -ella por matrimonio, él por abuelos y los dos estaban enamorados de las plantas. Por tanto, cuando le pregunté a él si sabía que ella, en vez de hablar a las plantas, les ponía música ortodoxa rusa, no se asombró un ápice, es más, se disparó: ¡Claro! Él les ponía a Bach y a Mozart, y aconsejaba no colocarles jamás un rock and roll.

No les separó siquiera la forma de vestir. A él, ataviado a veces con faldas largas, collares de perlas, y colas de caballo, ella le pareció de una elegancia indiscutible. Ella dijo que no sólo le encontraba guapo, sino que le encantaba cómo vestía, pero que ella quizá no se ponía algunas cosas porque su marido podría decirle que no se disfrazara. Ella consultaba prácticamente todo con su marido.

Cuando le dije "¡Si su abuelo levantara la cabeza!", ella comentó que cada uno debe ponerse en su tiempo, que ella ha intentado llevar una vida al margen de la política, Iavida que yo me he buscado, no en la que he nacido", que tiene un trabajo que le gusta, vive con la persona a la que quiere y, si la vida no le trae cosas que ella no le pida, puede decir que es feliz. Él reconoció que estaba feliz también, que tenía una existencia muy trabajada, porque no cree en la suerte, y añadió que se encuentra muy a gusto en su piel y no se cambiaría absolutamente por nadie.

Luego hablamos de la jet, porque ambos son gente guapa. A ella no le preocupó que las esferas del boato cobraran por asistir a una fiesta, dejarse retratar tomados casualmente cuando bajan a por el pan o en acto de conducir a los niños al colegio. Ella, cuando se dio cuenta que otros cobrarían por hacerle fotos inevitables, consultó con su marido y decidieron pasar la factura y entregar el importe a alguna institución benéfica. Dentro de la jet, y en el espinoso tema que tiene a España partida en dos, ¿Carolina o Estefanía?, él se inclinó por la pequeña y ella se quedó con la mayor.

A ella le habría gustado ser cantante, como él, y hace poco le compuso la letra de una canción a Julio Iglesias, porque le animó un amigo compositor, que tenía una música. Ríe al recordar que Julito no hizo acuse de recibo. A él le habría gustado ser oceanágrafo, deipotricó contra la política española y dijo textualmente qjie todo el mundo se baja las bragas ante el trono, ante el poder.

Le pregunté si ella tendría un romance con Felipe González. Dijo que le encuentra muy inteligente y que le había conocido en una ocasión.

Los dos son enormemente altos y enormemente guapos.

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