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Un accidente en una planta nuclear francesa contamina a cinco obreros

Soledad Gallego-Díaz

Un equipo de cinco trabajadores de la planta de tratamiento de desechos radiactivos de La Hague resultó contaminado el pasado martes a consecuencia de un pequeño accidente, según anunció ayer el portavoz de la compañía que explota la planta, Cogema. Dos de los trabajadores han recibido dosis de radiactividad entre dos y tres veces superiores a las autorizadas para todo un año pero, según los expertos, su salud no corre peligro. El accidente de La Hague coincide con las revelaciones del semanario Le Canard Enchaîné según las cuales hace dos años casi se produjo una catástrofe en la central nuclear de Bugey, cerca de la frontera suiza.

La planta de La Hague, en el departamento de La Mancha, se ocupa del tratamiento y recuperación de materiales radiactivos utilizados en centrales nucleares francesas y de países vecinos. En sus 20 años de funcionamiento ha tenido otros tres accidentes, que afectaron a cuatro trabajadores.

"El incidente del pasado martes", aseguró el portavoz de Cogema, "es fastidioso y lamentable, pero no tiene ninguna gravedad". Los obreros afectados fueron sometidos a exámenes médicos, pero se encuentran ya en su domicilio.

El accidente se produjo cuando el equipo de obreros procedía a cortar y soldar una tubería que estaba fuera de servicio, pero por la que circuló anteriormente material radiactivo. El portavoz no explicó por qué existía todavía en su interior una solución activa. "Los obreros portaban máscaras, lo que significa que no han inhalado las partículas radiactivas", señaló.

El peligro de hace dos años

Por su parte, el inspector de seguridad nuclear de la compañía Electricidad de Francia, propietaria de la central de Bugey, admitió ayer ,que el accidente que se registró hace dos años en aquella planta .pudo ser grave". Según Le Canard Enchaîné, se trata del incidente más peligroso registrado en la historia de la energía nuclear en Francia, y fue provocado por una simple bajada de tensión en la potencia eléctrica. Los mecanismos ,de seguridad funcionaron automáticamente y pararon el reactor. Sin embargo, había que seguir asegurando la refrigeración del núcleo, que, aun parado, desprende enormes dosis de calor. Si no hay refrigeración se corre el riesgo de que el corazón del reactor se funda. Los técnicos de Bugey intentaron poner en marcha las fuentes de energía alternativa previstas pala esa emergencia, pero se encontraron con que dos de ellas no funcionaban. Finalmente, in extremis, lograron que arrancara un grupo electrógeno Diesel.Le Canard Enchaîné revela también que en Francia hay todavía cinco centrales nucleares que no poseen recintos de confinamiento, al igual que sucede en la central soviética de Chernobil, cerca de Kiev.

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