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Tribuna
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Viajar

No es que mi vida merezca una columna de EL PAÍS ni una columna de Peridis, pero a veces la información bien entendida empieza por uno mismo y voy a relatarles, mal que les pese, mi triste cuaderno de viajes voladores correspondiente a los días 5 y 6 de mayo de 1986, en el cincuentenario de tantas cosas, tantas... Debía trasladarme a Huelva para ser jurado del premio de poesía Juan Ramón Jiménez y no hubo otro avión que el que salía de Barcelona a las dos de la tarde rumbo a Jerez, donde me esperaría un coche de la Diputación onubense, convocante del premio. Pues bien, el avión que desde Barcelona debía llevarme a Jerez, llegó con dos horas de retraso, pues venía de Valladolid y al parecer allí soltaron tarde y mal al pajarito.Subíme al avión imbuido del principio de que más vale pájaro en mano que cien volando, cuando supe que la ruta Barcelona-Jerez pasa por Zaragoza, en un recorrido más surrealista que el, que suele hacer la aviación yanqui. cuando bombardea Libia. Escala en Zaragoza y llegada a Jerez, y a Huelva, al borde de la indignación conmigo mismo por no haber ido a pie. Aún ignoraba que me esperaban más difíciles pruebas racionales. Quedaba la vuelta, al día siguiente, con un nuevo itinerario aéreo Reno de promesas: Sevilla, Madrid, Barcelona Embarque en Sevilla, escala en Madrid para hacer compañía a Vicent y Umbral en un acto conmemorativo del décimo aniversario de EL PAÍS y retorno al dulce hogar

Pues no. El avión que une Sevilla-Madrid a las seis de la tarde, viene de ... Francfort. Y como Francfort está tan lejos, pues llega o llegó con un retraso de hora y media, al que hubo que añadir esa extraña pereza en el despegue que últimamente han adquirido los aviones de Iberia. Consecuencias. Que dejé plantados a Vicent y Umbral y llegué a mi madriguera sin ánimo siquiera de lamerme, las heridas mentales. Valladolid-Barcelona-Zaragoza-Jerez ... Francfort-Sevilla-Madrid... Y eso que no había huelga de controladores y que ya estamos en la modernidad y en la eficiencia. Si estrangulando a alguien se arregla la cosa, aquí están mis manos. Por el interés de España estoy dispuesto a ser el estrangulador de Boston.

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