Una plaga de orugas destroza ocho kilómetros de pinares en Tenerife
Una plaga de la oruga endémica de Canarias Macaronesia fortunata, de aspecto similar a la procesionaria, ha devastado hasta la fecha unos tres millones de metros cuadrados de monte, cerca del parque nacional del Teide. La fulminante acción del primitivo lepidóptero ha dejado en el esqueleto a una masa arbórea de ocho kilómetros de extensión.
El aspecto de los pinos recuerda los efectos de un incendio. Los científicos no aciertan a descubrir las causas de esta superpoblación de orugas, mientras los ayuntamientos afectados (La Orotava y Los Realejos) solicitan medidas y los recolectores de hoja seca se quejan del daño económico.Un especialista nacional en fitopatología se ha desplazado a Tenerife para estudiar el fenómeno. Por su parte, José María Galean, jefe de servicio de la Dirección General de Medio Ambiente de la Comunidad Autónoma, afirma que se ha desechado, hasta el momento, la aplicación de tratamientos químicos "porque sería peor el remedio que la enfermedad y no se descarta un control natural de esta invasión de insectos". Existe la posibilidad de que tres parásitos de la oruga (dos abejas y una mosca) terminen ahogando su desorbitada reproducción.
A finales de la década de los sesenta este mismo lepidóptero asoló por completo, el pinar de la isla de El Hierro y pocos años después a punto estuvo de repetir tal desastre en la de La Palma. Afortunadamente, el pino canario, resistente al fuego, también es capaz de resistir este atentado natural, por lo que se calcula en tres años su plazo de recuperación.
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