Gwyneth Jones, por debajo de su fama
Con frecuencia las actuaciones de los grandes quedan muy por debajo de la fama que aureola sus nombres. Es una de las más tristes decepciones. Tal ha sido el caso de la cantante galesa Gwyneth Jones en su. recital para el ciclo lírico promovido por el Instituto de las Artes Escénicas y de la Música en el teatro Real.Desde su ya lejano debú en la Opera de Zúrich, desde su Walkiria del Covent Garden, con Solti (1964) y su repetida intervención en los festivales de Bayreuth, el prestigio de Gwynet Jones (Pontewynydd, 1936) se extendió con rapidez. La voz es hermosa y el estilo muy bello, a lo que se une una rara inteligencia. Esta vez debió usarla a la defensiva para vencer dificultades evidentes, pero no llegó a evitar desafinaciones notorias en ciertas notas agudas y ataques que convirtieron la nota en grito.
Grandes recitales líricos
Gwyneth Jones. Geoffrey Parsons. Obras de Schubert, Wagner, Mahler, y Strauss. Teatro Real. Madrid, 5 de mayo.
Fue una lástima, pues a cada paso advertíamos su dominio de Strauss, Wagner o Mahler, aunque su Schubert sonó excesivamente dramático. Se extrañaba Falla de que el crítico y gran amigo Adolfo Salazar no considerase el lied como género dramático. Llevaba razón el compositor, pero hay autores y autores, y en cualquier caso, siempre habrá un dramatismo de raíces íntimas tan válido como el de la más elocuente exteriorización.
No es grato comparar, y más tratándose de cantantes tan diversas, pero cuando escuchábamos la Serenata de Strauss venía a la memoria lo que de ella hacía Victoria de los Angeles, tan en consonancia como el murmullo pianístico del acompañamiento. Los grandes nombres, por sí mismos y porque siempre exhiben méritos, obtienen, en cualquier caso, éxito.
Pero esta Jones oída en Madrid no es la de la fama, la leyenda y el mito. Acompañó muy bien Geoffrey Parsons.