De perseguidor a defensor de la autonomía
Hijo de un boticario de la villa lucense de Becerreá y el mayor de 12 hermanos, uno de los cuales, Juan José, fue ministro del Interior en el Gobierno de Suárez, la vida de Antonio Rosón ha estado marcada por el evolucionismo. De falangista a galleguista.Y de ser uno de los responsables de perseguir a los partidarios del estatuto de autonomía de 1936 pasó a ser uno de los más firmes defensores del reciente proceso autonómico. La polémica y las críticas tarmblién estuvieron presentes en su vida. Cientos de gallegos lo recibieron en la plaza del Obradoiro, de Santiago, como presidente de la Xunta preautonómica, con una revista en la mano, en la que se le acusaba de haber actuado como represor durante la guerra civil.
Años después, el Tribunal Supremo condenaría a los responsables de la publicación, mientras él confesaba: "Experimenté un asco y una rabia tremenda y hubo un momento en el que estaba decidido a tirarme del balcón". Galicia fue una constante en la vida de Antonio Rosón. "Siempre procuré cambiar a Galicia". Sólo Galicia parecía mantenerlo en el ejercicio de la política, cuya renuncia anunció en varias ocasiones.
Como presidente de la Diputación de Lugo en 1949 impulso la creación del Museo Provincial. Presidente de la Cámara Agraria, procurador en Cortes por el tercio familiar, presidente de la Caja Rural y de Uteco-Lugo, decano del Colegio de Abogados y académico de número de la Academia Gallega de Jurisprudencia y Legislación, Antonio Rosón funda, al llegar la democracia, una agrupación electoral que daría origen a la UCD lucense. En las filas de este partido accedería al Parlamento español, a la presidencia de la Xunta preautonómica y a la del Parlamento gallego en la anterior legislatura.
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