Adaptación de los programas científicos españoles a los de la Comunidad Europea
Los programas nacionales de investigación y desarrollo, cuya definición está prevista en la nueva ley de la ciencia, tendrán en cuenta la reciente incorporación de España a la Comunidad Europea (CE) y la necesidad de participar en algunos de los programas comunitarios, según varios participantes en las jornadas sobre investigación científica e industria que se clausuraron ayer en Madrid.En ciencia y tecnología, la incorporación a la CE se ha realizado de golpe a partir del pasado 1 de enero, lo que implica que para aprovechar los fondos comunitarios existentes para actividades de investigación y desarrollo, a los que también ha pasado a contribuir España obligatoriamente, es necesario que las prioridades españolas se ajusten parcialmente a las europeas, según José Antonio Martín Pereda, coordinador de la redacción del Plan Nacional de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico.
El Plan Nacional, que se aprobará en los próximos meses, comprende actividades de formación de personal y de promoción general del conocimiento (investigación básica y aplicada) y programas nacionales (más de un ministerio implicado), sectoriales (un solo ministerio implicado) y de comunidades autónomas. Entre los programas que se van a presentar para su aprobación en el primer plan se incluyen algunos ya existentes, como física de altas energías, microelectrónica, bioingeniería, acuicultura y agroenergética. También se propondrán programas sobre tecnología de alimentos, recursos naturales, toxicología, inmunología, robótica, fotónica, prevención de desastres naturales, agricultura y ganadería, y nuevos materiales. Algunos, como los de microelectrónica, fotónica, comunicaciones y robótica, se pueden incluir en todos o algunos de los programas comunitarios RACE, ESPRIT y BRITE, dedicados a tecnologías de la información.
En este aspecto insistió el pasado martes el secretario de Estado para Universidades e Investigación, Juan Manuel Rojo, durante la inauguración de las jornadas, al señalar: "Es preciso asegurar que nuestras empresas y nuestros laboratorios se integren en estos programas con objeto de que unos y otros aprovechen de la manera más eficiente sus recursos".
La falta de personal investigador en las tecnologías emergentes fue uno de los asuntos tratados repetidamente durante las jornadas. Se señaló que es un problema común a toda Europa, aunque en otros países ya han empezado a dar frutos programas de formación. La experiencia británica en este campo, explicada por John Pearson, representante de un instituto independiente, está permitiendo la formación de 800 titulados por año.
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