Un célebre proceso
Stanley Kramer es un director procedente del gremio de los productores y esto, que puede parecer irrelevante, no lo es, porque determinó el tipo e incluso el estilo de las películas que él dirigió.Es dificil encontrar un filme dirigido por Kramer cuyo argumento no tenga interés. Los buenos productores se preocupan muchísimo -es una parte de su oficio- de los asuntos que desarrollan sus películas y Kramer era, en este aspecto, muy exigente con los demás cuando él producía y consigo mismo cuando dirigía.
Sus filmes no son nunca excepcionales. A veces son medianos y a veces buenos. Pero sean de la calidad que sean siempre abordan personajes, situaciones y argumentos de interés: el mundo de un hospital clínico en No serás un extraño; el de la conversión del racismo en amistad en fugitivos o en amor en Adivina quién viene a cenar esta noche; el del holocausto atómico en On the Beach; el proceso a los jueces nazis en Vencedores o vencidos.
La herencia del viento se emite esta noche a las 22
00 por TVE- 1
Y, como mejor ejemplo de esos buenos criterios, la reconstrucción en La herencia del viento -que TVE emite esta noche- de otro proceso histórico, el llamado en los Estados Unidos Proceso del mono, en el que se juzgó a un maestro que en el año 1925 se atrevió a exponer en su escuela las teorías científicas evolucionistas sobre el origen del hombre.
Formidable reparto
La película, si nuestras informaciones son correctas, es inédita en España y tiene fama de ser una de las más sólidas de este productor metido a director. Otro aspecto que Kramer cuidaba en sus producciones era el relativo a los actores, tanto en diseño de repartos, que estaban llenos de eminencias, como porque tendía a que los actores, cuando eran solventes, se sintieran libres de dar en los personajes que les destinaba lo más brillante de su repertorio.
El reparto de La herencia del viento tiene la cumbre con nombres de lujo, como los de Spencer Tracy y Fredric March. Y bajo estos dos formidables comediantes la apoyatura de Gene Kelly, Florence Eldridge, Claude Atkins, Dick York, Henry Morgan y algunos otros secundarios dignos de aquellos protagonistas.
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