Por una rehabilitación sin manipulaciones
Más vale dejar las cosas como están en la cuestión, que todavía colea, de la Unión Militar Democrática (UMD), opina el autor de este artículo, separado de la carrera militar por su pertenencia a dicha organización. En su opinión, la rehabilitación total de los militares que fueron expulsados de las Fuerzas Armadas no tiene sentido si 10 años después de los hechos todavía es objeto de manipulación
.El tema de los nueve militares expulsados del Ejército por pertenecer a la autodisuelta Unión Militar Democrática (UMD) y su posible rehabilitación está siendo noticia de nuevo en las últimas semanas.Pero, al contrario de lo que ha ocurrido en los 10 años que dura este tema, se han comenzado a oír voces discordantes dentro del grupo de los nueve militares expulsados. Por esa razón y a título personal, aunque apoyado moralmente por varios de mis compañeros, quisiera hacer una serie de reflexiones en voz alta.
En primer lugar quisiera dejar bien claro que aunque los nueve tenemos muchas e importantes cosas en común, no somos un bloque. A lo largo de estos años, dos de los nueve expulsados se han convertido por azares de la vida en portavoces de la UMD. El resto, por razones de tipo personal o porque no hemos tenido ningún interés en salir constantemente en los medios de comunicación, nos hemos mantenido en silencio. Pero es obvio que eso no debe continuar así.
Nuestra posible rehabilitación ha pasado por diferentes etapas. Desde la propuesta del general Gutiérrez Mellado, la cual tenía serias limitaciones, a las declaraciones del vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, durante la presentación de un libro de Julio Busquets, uno de los fundadores de la UMI), afirmando que debía hacerse justicia con estos nueve militares demócratas.
En el camino de estas propuestas nos encontramos con un acuerdo en tomo a UCD que podría haber sido muy positivo, al que llegaron todas las fuerzas políticas parlamentarias con la única excepción de Alianza Popular, que no alcanzaba la docena de diputados. Esto se frustró a causa de las intensas presiones militares a las que no debió nunca hacer oídos un Gobierno democrático. En los últimos meses hemos podido leer unas declaraciones del ministro de Defensa, Narcís Serra, en las que afirmaba que este tema no le había quitado el sueño y que fueron contestadas duramente por el ex comandante Otero.
La iniciativa del PCE
Pero quizá la gota que ha colmado el vaso y que me mueve a escribir estas líneas ha sido la proposición de ley que el PCE quiere presentar en los próximos días en el Congreso pidiendo nuestra rehabilita ción y a la que probablemente se adhiera todo el Grupo Mixto y la Plataforma Cívica.
Dejando muy claro que no tengo nada en contra del PCE, ni del Grupo Mixto, ni de la Plataforma Cívica en general, sí quisiera decir que no queremos más manipulaciones. Estamos ya cansados de que un partido u otro levante la bandera de la UMD para a fin de cuentas no conseguir nada. Que dejen las cenizas de la UMD allí donde están. Y eso no quiere decir que no queramos la rehabilitación. Por supuesto que la queremos. Estamos ansiosos de que se zanje de una vez por todas la injusticia que un día, ya pasado, se hizo con nosotros. Queremos que nuestro honor se vea restablecido y también queremos la rehabilitación, y, por qué no decirlo, por sentimentalismo. No en vano hemos sido militares por vocación y hemos dedicado los mejores años de nuestra vida al Ejército con absoluta entrega. Pero ésta sólo puede llegar o por decisión del Gobierno o por un acuerdo de todas las fuerzas parlamentarias.
Y nuestro reingreso en el Ejército lo queremos sin condiciones, aunque a nadie se le escapa el hecho de que han pasado 10 años ya desde nuestra separación y tanto mi vida como la de mis compañeros ha cambiado mucho en este tiempo. Mis ocupaciones, metas e ilusiones son diferentes a las de aquellos entrañables compañeros de promoción que en estos momentos están haciendo ya el curso de mandos superiores para el generalato. Yo ya me he creado otra vida en el mundo civil, pero aun así entiendo que es justo reivindicar que se nos haga justicia.
La UMD fue un bonito e idealista proyecto sin otra intención que la de preparar a las Fuerzas Armadas para la democracia. En esa etapa de nuestra vida hemos dejado muchas cosas. Perdimos nuestra carrera profesional, sufrimos el enfrentamiento y el rechazo, a veces, de amigos y compañeros, y perdimos parte de nuestra ingenuidad utópica.
Por eso más vale dejar las cosas como están. Insistiendo una y mil veces más que queremos ser rehabilitados, pero sin manipulaciones, respetando uno a uno a los nueve hombres que un día nos vimos expulsados del Ejército por luchar por una sociedad mejor, más justa y democrática.
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