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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Filología 'gay'

Se equivoca Umbral al entender que la palabra gay es primordialmente inglesa y ajena al léxico castizo de nuestro país (EL PAÍS del pasado 12 de abril). Más acertado anda al percibir connotaciones latinas en el significado primario de la misma, pues es probable que la voz pertenezca al linaje de la latina gaudium (gozo). Etimologías aparte, lo cierto es que el vocablo existe de antiguo, si bien con variada ortografia, en casi todas las lenguas románicas: gai, en provenzal, catalán y francés; gayo, en castellano, y gaio, en italiano y portugués. En todas ellas, los sentidos rectos de la palabra son idénticos o muy semejantes a los que tiene en inglés: alegre, jovial, festivo, vistoso, llamativo, variopinto. Puede hablarse en castellano, por ejemplo, de un gallo de gayo plumaje, añeja ilustración homofónica del significado común del vocablo. Incluso la palabra vasca jai (alegría, fiesta, diversión) parece guardar cierto parentesco con las sobredichas.La forma inglesa delata un inmediato origen galo, dado que la voz no empieza a documentarse en inglés hasta comienzos del siglo XIV, mientras que en la familia de lenguas occitanas, a la que pertenece el catalán, la forma gai quedó ampliamente documentada en el siglo XIII. Para principios del XIV, la voz ya ostentaba en nuestra Península una recia pátina cultural, apreciable en expresiones que han perdurado en la nomenclatura literaria, como gai saber, gaya ciencia y gaya doctrina; las tres, denotativas del arte: de trovar conforme a las normas (le la lírica provenzal, que despreciaba los asuntos pendencieros de la epopeya, cultivando, por el contrario, asuntos alegres y festivos, y de ahí su curioso dictado.

De un individuo que, como hace Umbral, se proclama "fanático de las lenguas", quizá fuera de elperar mayor acumen y tino en sus glosas filológicas, sobre todo al intentar motejar de bastardía a un término que no carece de abolengo ibérico. Aunque así no fuese, lo que nunca sería de esperar de un "fanático de las lenguas" es que se santiguara, asombrado, ante fenómenos lingüísticos de lo más común y corriente, tales como la adopción de palabras foráneas y el eufemismo. El mismo Umbral, sin ir más lejos, ilustra entrambos fénómenos con el título de su aludido artículo: Los unisex.-

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