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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El mito de las residencias de ancianos

En el último Pleno del Parlamento Europeo se aprobó, casi por unanimidad, el dictamen titulado Los problemas de la tercera edad, presentado por la diputada alemana Grabiele Peus.La resolución aprobada invita a la Comisión Europea a llevar a cabo investigaciones para estudiar a fondo la situación real de los ancianos, especialmente en el campo de la asistencia, a privilegiar los cuidados en el propio domicilio. Solicita ayuda para las personas que se dedican a este menester, generalmente mujeres, y ayuda también para las familias que tienen ancianos a su cargo. Pide, además, la creación de centros que recojan a estas personas durante las breves ausencias de. familiares o asistentes, así como de subvenciones para las regiones y los municipios que instalen servicios de asistencia a domicilio.

Más allá de estas medidas asistenciales, la resolución propone facilidades para los ancianos, tales como el uso gratuito del transporte público y de las instalaciones deportivas, o la entrada libre a los museos y demás manifestaciones culturales.

Propone al mismo tiempo mejorar las posibilidades de comunicación social, poner en práctica proyectos para la formación permanente de los ancianos, promover encuentros entre viejos y jóvenes con actividades comunes.

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El dictamen termina invitando a las regiones y municipios a que se ocupen de las personas ancianas y les ayuden a emprender actividades socialmente útiles.

No viene mal esta alta lección, cuando muchos de nosotros seguimos pensando todavía que las residencias de ancianos son el último grito de la modernidad y el último grado de la racionalización.

Ya es hora de reconocer que las residencias de ancianos, tan útiles y hasta necesarias muchas veces, pueden convertirse en una nueva trampa de esta sociedad tan comodona y a veces cruel: sociedad que esconde a los muertos, aparta a los enfermos, recluye a los sospechosos y arrincona a los ancianos. ¡Para que nos dejen trabajar y descansar tranquilos!

¡Y a esto se le llama con frecuencia progreso y hasta progresismo!.-

Diputado al Parlamento Europeo. .

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