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LA LIDIA / FERIA DE SEVILLA

Los toros moribundos, nueva moda del toreo

A la moda del "toro de Sevilla" le sigue la moda del toro moribundo. Los sacan del chiquero medio muertos y en el primer tercio los picadores se encargan de rematar la faena, pegándoles lanzazos profundos por la riñonada y las espaldas atrás. Tres toros de ayer estaban hechos fosfatina y el primero y el sexto mugían aquello de "antes morir que perder el chaleco". Al primero, que se tumbó durante los trapacillos de Curro Romero, consiguieron levantarle por traición humana: los peones le auparon tirando de los pitones..El sexto se tumbó también, después de unos ayudados por alto y una larguísima porfía de Pepe Luis para torearle al natural, que el toro soportó con agónica mirada; y a ese no hubo peón que consiguiera ponerle sobre las pezuñas, de manera que lo apuntillaron. La gente se enfadó, lanzó almohadillas al ruedo, pronunció las frases clásicas de la tauromaquia actual, como esto es una vergüenza y no vuelvo más, y ahí quedó todo. La fiesta sigue, con la moda del "toro de Sevilla" y el toro moribundo en auge.

Plaza de la Maestranza 16 de abril

Sexta corrida de feria.Tres toros de Los Guateles, moribundos; 2º, 3º y 4º de Jandilla, impresentables. Curro Romero: media atravesada y cuatro descabellos (silencio); dos pinchazos, dos descabellos -aviso con retraso- y seis descabellos más (pitos). Manzanares, estocada ladeada (oreja); pinchazo y estocada (vuelta). Pepe Luis Vázquez: media perpendicular y descabello, (silencio); el sexto, moribundo, hubo de ser apuntillado.

Los otros tres eran, en efecto, "el toro de Sevilla" y dos de ellos le correspondieron a Manzanares, que así pudo lucir a fondo su finura, para deleite de paladares exquisitos. El primero de ellos tenía una sensacional embestida, que el maestro embarcó con temple. El prólogo de la faena, encelándola mediante hondos muletazos por bajo, poseyó categoría y anunciaba un toreo de altos vuelos que se produciría, escaso y bello, en algunos pasajes de la faena.

Manzanares la hizo casi toda utilizando abusivamente el pico. Instrumentó los redondos escondiendo atrás la pierna contraria, de costadillo una serie de naturales, y luego mejoró la suerte, a base de adelantar el engaño y "traerse" prendida la pastueña embestida en los vuelos de la muleta. Pero esos pases, que encendieron el entusiasmo del público, ya no los ligó; se trataba del conocido "unipase", que es especialidad del diestro. Un ayudado a dos manos enlazó con la pureza torera del principio de la bien construida faena, y marcó limpiamente los tiempos del volapié. Obtuvo un gran triunfo.

Su otro toro "de Sevilla", burraquito bizco sin cara ni trapío, llegó aplomadete al último tercio, y lo enceló sabiamente para el derechazo y el natural, aunque citaba fuera de cacho, y de nuevo el abusivo empleo del pico a lo largo de la interminable faena desmerecía las suertes. Algunos aficionados voceaban el defecto, pero como si vocearan flores.

Tabla de planchar

El tercero llegó a ser tan "toro de Sevilla" al gusto de los taurinos profesionales, que semejaba la tabla de planchar. Taurinos y lidiadores no le dieron importancia y ese fue su error, porque la tabla de planchar desarrolló genio y Pepe Luis Vázquez se vio sorprendido en el último tercio por la violencia de la acometida y los derrotes que le llegaban desde ambos pitones. El torero de San Bernardo, que no parece dispuesto a complicarse la existencia, castigó por bajo y esperó a mejores vientos.El cuarto no era "toro de Sevilla", aunque sí moribundo, que quizá sea mejor capricho para un coletudo conservador, y provocó que Curro, coletudo conservador por antonomasia, se pusiera farruco. Curro, cuando se pone, farruco, es un anacronismo. Intentó faena en el tercio y en los medios; por la izquierda y por la derecha; por arriba, por abajo y por el sótano. A veces acudía el toro a su cite, con la sumisa entrega de quien sabe próximo el tránsito, y Curro le pegaba la muleta a los pitones, no fuera a perder su guía por un súbito mal pensamiento de última hora.

Más de seis minutos estuvo Curro intentando torear de tan imposible manera, lo cual es toda una marca en este faraón fugaz. Cuando desistió fue ella, porque no acertaba a liquidar al toro moribundo. Resulta increíble que un toro moribundo viva tanto. Curro, tras pincarle por lo lateral, no acertaba a descabellar y sonó un aviso.

Fue una experiencia importantísima para futuras lidias. Que quedó claro que el toro moribundo de moda, no está aún suficientemente moribundo y es necesario tundirlo más a modo. Pueden probar picándole en el rabo

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