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Iberia adiestra al personal de vuelo para hacer frente a eventuales actos terroristas

El personal de vuelo de la compañía Iberia está siendo adiestrado para combatir eventuales actos de terrorismo, según confirmó un portavoz de la compañía de bandera española.La medida se incluye dentro de los cursillos de refresco, una especie de reciclaje al que se someten cada seis meses los 6.000 tripulantes de la compañía. Cómo desactivar una bomba, qué trato dar a los secuestradores aéreos y qué tipo de medidas de prevención deben utilizarse en los actos terroristas en la navegación aérea son los puntos principales del adiestramiento. La medida se ha puesto, en funcionamiento debido al aumento de las amenazas terroristas sobre la aviación comercial, según explicó un portavoz de la Subsecretaría de Aviación Civil.

Iberia ofrece los cursos de seguridad de acuerdo con un plan elaborado conjuntamente por Aviación Civil, la Agencia de Aviación Federal norteamericana (FAA) y la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Según declaró ayer un portavoz del primero de estos organismos, "desde el presunto sabotaje a un avión de Air India, que costó la vida a 329 personas, la idea de reforzar la seguridad en vuelo ha sido una constante en las compañías aéreas" En esta ocasión la firmeza de estas intenciones se ha visto reforzada, después de un acuerdo con Interior, al elevar estas medidas a normas en lugar de meras recomendaciones, según el portavoz. El último atentado contra la navegación aérea se produjo el 2 de abril, cuando una explosión en un avión de la TWA que sobrevolaba Grecia causó cuatro muertos.

Las azafatas, según las enseñanzas impartidas por el instructor de la compañía, son las personas más adecuadas para tratar con los secuestradores, ya que éstos confían más en las mujeres que en los hombres.

La tripulación es advertida de los efectos que algunas drogas provocan en los terroristas, que utilizan anfetaminas para resistir al sueño. Esta droga provoca estados de excitabilidad peligrosos que deben ser aplacados con un trato suave por parte del personal femenino.

En los casos de emergencia en vuelo la máxima autoridad es el comandante, quien siempre tiene en su poder la decisión última, que debe ser obedecida por el resto de la tripulación. Ésta deberá arrojarse inmediatamente al suelo cuando, una vez en tierra, intervengan en el conflicto las brigadas antiterroristas.

En caso de encontrar un paquete sospechoso, la tripulación debe situarlo en el lugar más seguro del avión; antes debe atravesar un cartón entre la base y el asiento para notar la existencia de eventuales cables. El paquete debe cubrirse con toallas húmedas.

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En caso de que la bomba no sea desactivada y, ante el riesgo de que estalle, debe colocarse, según la instrucción impartida a las tripulaciones de Iberia, cerca de una de las puertas, para conseguir que la onda expansiva se dirija hacia el exterior del aparato y afecte lo menos posible a los ocupantes.

El efecto de la despresurización, que supone un grave riesgo de muerte para los pasajeros, debe evitarse con una reducción de altura del aparato lo más rápida posible. Esto exige, según las fuentes consultadas, mucha pericia del piloto.

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