El congreso de grandes capitales mostró los modelos europeos de reforma urbana
Las diferentes alternativas de intervención arquitectónica y urbanística en los centros históricos de cinco grandes capitales europeas se han planteado esta semana en el congreso Madrid, París, Londres, Roma, Berlín, que terminó ayer en el Centro Cultural de la Villa de Madrid y que fue organizado por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de esta ciudad. Las distintas aproximaciones a la reforma urbana, desde el progresismo de las soluciones adoptadas en Berlín hasta el rupturismo conservador que ha prevalecido en París, pasando por el purismo en la rehabilitación del centro histórico de Roma, han sido expuestas en el congreso por arquitectos y planificadores urbanos.
El congreso, llamado "de nuevos métodos de intervención en los centros de capitales europeas", se proponía dilucidar -según su comisario, Juan Barrado- "qué se puede, qué se debe hacer en los centros de las ciudades". "También se trataba", dice, "de contrastar opiniones acerca de la ciudad, que siempre es el fruto de la cultura de una época y siempre debe adecuarse a las necesidades de la gente". Las discusiones del congreso estuvieron dedicadas el primer día a París y en días sucesivos a Berlín, Londres, Roma y finalmente, ayer, a Madrid.En los debates dedicados a París, el teniente de alcalde responsable de Urbanismo, Bernard Rocher, trazó las grandes líneas de intervención urbanística en la capital francesa, con la prioridad concedida a las viviendas y equipamiento de barrios, la revalorización de ambas orillas del Sena y los canales de París y la prioridad concedida a la zona este de la ciudad.
La intervención de Nathan Starkman, director adjunto del Atelier Parisien d'Urbanisme, fue más crítica para con las actuaciones urbanísticas recientes en París. Starkman señaló especialmente el cambio de orientación registrado a mediados de los años setenta, con el abandono de los proyectos de construcción de vías rápidas en el centro de la ciudad y el mayor énfasis en la integración de los edificios en el paisaje urbano.
El arquitecto español Ricardo Bofill -que intervino en la mesa redonda sobre París- habló de "tradición de monumentalidad de París, inherente a la tradición francesa", y señaló que "en París tienen un problema: saben hacer urbanismo, pero últimamente no saben elegir arquitectos".
Un punto muy importante de los debates de este congreso, que se puso especialmente de manifiesto en las intervenciones del martes y el miércoles sobre Berlín y Londres, fue, por un lado, el de la planificación centralizada o autónoma a la hora de reformar las áreas metropolitanas y los centros de las grandes ciudades y, como trasfondo de estas dos aproximaciones, la inspiración progresista o conservadora de urbanistas y arquitectos.
Clasicismo y futurismo
En este sentido, fue especialmente interesante el contraste de opiniones presentado por los arquitectos alemanes Leon Krier -uno de los principales defensores del retorno a planteamientos arquitectónicos clasicistas- y Josef Paul Kleihues, director de Nuevas Construcciones de la Internationale Bauaustellung -(IBA), de Berlín, una institución creada en 1979 para preparar -a través de planeamientos urbanos e intervenciones arquitectónicas- una exposición internacional de arquitectura y hábitat berlineses, cuya primera fase se presentó en 1984 y que culminará el próximo año de 1987. En este sentido, y como actividad complementaria del congreso, IBA presentó en el Centro Cultural Conde Duque, de Madrid, una exposición que muestra la paulatina recuperación arquitectónica de varias zonas de Berlín, especialmente el barrio de Kreuzberg, aquejado de múltiples deficiencias derivadas de su antigüedad y de los efectos de la partición de la ciudad.Así, mientras Keihues hablaba de "reconstrucción crítica" de las ciudades europeas, "pensando en el futuro y no en el pasado" Krier se mostraba partidario de "la ciudad propiamente dicha, la ciudad histórica", y contrario a "la anticiudad, resultante del crecimiento arbitrariamente moderno de las ciudades, en virtud del cual hay quienes quieren trasladar Nueva York a África y Los Ángeles, a Sevilla".
En los debates sobre Londres salió a relucir el carácter molecular del urbanismo de la capital del Reino Unido, con su multiplicidad de centros -frente a las ciudades con centros históricos bien definidos, como París o Roma- y los problemas generados por la remodelación de la ciudad.
La reciente desaparición del Greater London Council -supervisor de todo el área metropolitana londinense- fue calificada por el arquitecto Edward Hollamby como "pérdida de una voz de toda la ciudad por motivos estrictamente políticos, aunque es cierto que los servicios que prestaba el GLC pueden ser asumidos por otras instituciones; en todo caso, los cambios serán cataclísmicos".
Otro arquitecto británico, Cedrid Price, expresó su "incredulidad" ante el crecimiento de las ciudades europeas, que ya no son tales ciudades en el sentido arquitectónico, sino aglomeraciones imprecisas". "No obstante", dijo, "creo que las ciudades surgieron y subsisten porque la gente quiere estar allí, pese a todas las dificultades y problemas". Price manifestó su fe en una renovación urbana "humanística y orientada al futuro".
En la jornada dedicada a Roma, la arquitecta Vanna Fraticelli pasó revista a los hitos recientes del urbanismo romano, con el desorden de la construcción privada y el olvido de la infraestructura en los cincuenta, el rescate del centro histórico en los sesenta y setenta y la actual "decadencia del centro romano, ejemplificada por Via Veneto, que antes era una zona residencial y de paseo y ahora es un centro comercial". En esta valoración del debate entre un "centro cultural y artístico" o un "centro comercial y financiero" para Roma (con la preponderancia efectiva de esta últuna opción) insistió también el urbanista Italo Insolera, quien apreció la evolución del urbanismo romano en los últimos años, aunque calificó a la ciudad de "caso límite" y anotó los peligros que aún amenazan el centro arqueológico.
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