Una mujer en frac
Don Francisco Umbral está dotado de una sutil percepción sensorial para oír campanas. En algunas ocasiones, los inciertos tañidos del bronce, con su versátil resonancia, alcanzan el tímpano del escritor induciéndole a confusión. Esta vez ha contado así la cosa: "Sara Mora con smoking (es, desde la pionera Teresita Saavedra, la única española a quien he visto llevar smoking con finesse)".Teresita Saavedra conquistó a todos los públicos españoles cantando El príncipe Carnaval, una obra de nuestro teatro lírico que alcanzó notable éxito. Exigiendo cierto montaje un tanto complicado, resultaba un fastuoso espectáculo. Aquella primorosa artista -con frac, chistera, bastón y esclavina-, plena de elegancia innata, incorporaba rítmicamente una graciosa fusión de pasos de baile y evoluciones, mientras cantaba la inspirada partitura: "Dónde la veré, / dónde se hallará; / prometió acudir, / éste el sitio fue, / y a mi cita vendrá".
El relato de las circunstancias que determinaron el contrato de Teresita Saavedra como primera figura -cuando ella lo había venido siendo de segunda fila- creo que no encaja en este lugar. Su ascenso en plena juventud fue fulgurante en una época difícil, a la que ella misma se ha referido diciendo: "Entonces se subía despacio". Digamos que su impecable frac, prístinamente vestido por una mujer en el Viejo Continente, encumbró al sastre que lo cortó, quien consiguió salir del oscuro anonimato de un céntrico patio interior para hacerse famoso.
Teresita Saavedra fue la pionera del frac, que no del esmoquin. Más adelante irrumpió un buen número de voluntariosas imitadoras, aunque con escaso brío. Incluida, naturalmente, la conocida actriz berlinesa que desde la pantalla nos hizo experimentar a casi todos en qué consistía el tedio.-
Madrid.
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