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Weinberger promete a Aquino ayuda económica y militar

Estados Unidos facilitará ayuda económica y militar a Filipinas, aseguró ayer el secretario de Defensa, Caspar Weinberger, durante una breve visita al país asiático, la primera que hace un alto representante de la Administración de Ronald Reagan desde el derrocamiento de Ferdinand Marcos, el pasado mes de febrero. Weinberger, cuya estancia en Manila ha estado rodeada de ruidosas y pacíficas manifestaciones de protesta, se entrevistó con la presidenta, Corazón Aquino; con el ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile, y con el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, general Fidel Ramos.

Weinberger, que estuvo acompañado por el subsecretario de Defensa, Richard Armitage, dijo, antes de seguir viaje a Bangkok, que el grueso de la ayuda norteamericana será económica, y añadió que Washington está preocupado con la situación de la guerrilla filipina. "Creo que es un problema serio, pero creo también que se están dando pasos serios para hacerle frente. Si no hay una situación estable en el Gobierno, la ayuda económica puede poco útil", dijo Weinberger, quien entregó a Aquino una carta personal de Ronald Reagan.Durante la breve estancia del secretario de Defensa, cientos de jóvenes se manifestaron, con gritos y pancartas hostiles a la visita, así como contra la presencia militar norteamericana en el archipiélago y la prometida ayuda militar de Washington. Los manifestantes trataron de dificultar el paso de la comitiva de Weinberger, tanto a la llegada al palacio presidencial de Malacañang como a la sede del Ministerio de Defensa, en Campo Aguinaldo. Según la policía, no se produjeron incidentes y únicamente se lanzó alguna piedra contra el vehículo blindado del jefe del Pentágono, pero sin causar daños.

Fuentes cercanas a la presidenta Aquino, según la agencia Efe, expresaron su malestar por la visita de Weinberger, por cuanto demuestra la preferencia que Washington da a la ayuda militar sobre la económica, en un momento en que el Gobierno filipino está tratando de negociar un alto el fuego con la guerrilla comunista del Nuevo Ejército del Pueblo (NPA). Ayer, un portavoz del Ministerio de Justicia informó que el Gobierno tiene casi preparado un proyecto de amnistía para todos los presos políticos del régimen anterior, incluidos los rebeldes del NPA y los separatistas musulmanes del Frente Moro.

Una de las exigencias de la guerrilla comunista es el desmantelamiento de las dos bases norteamericanas en Filipinas, la naval de Subic Bay y la aérea de Clark, a un centenar de kilómetros al norte de Manila.

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