Convivencia de formas

Este grupo ha cambiado sensiblemente su línea de trabajo, decidiéndose por las corrientes contemporáneas. Las bailarinas, sin embargo, conservan aún los buenos modos del aprender clásico, y esto se nota mucho en los escasos momentos en que Josefina Tomás recurre a la danza propiamente dicha. El espectáculo mantiene un nivel aceptable de medios técnicos, en los que se apoyan sobre todo Camacho y Tomás para recrear una atmósfera casi monocromática. El tema que se anuncia en el programa habla de vivir urbano, expresión un tanto ambigua que no aclara nada. La línea de creación coreográfica tiene a veces como intención forzar el cuerpo a una rigidez mortificante. La supuesta geometrización de los movimientos es en definitiva una mordaza a la expresividad, pues, en conciencia, las bailarinas no codifican ese esquema suprematista del baile, sino que lo interpretan con cortes violentos del gesto.

Moda y accesorios

Se nota una influencia, más que de personalidades específicas, de esa corriente que encabeza Regine Chopinot en Francia: asociar la danza a la moda. Chopinot, que tiene medios sobrados, se asoció a Gaultier, el modista del futuro, según muchos, y han hecho escuela juntos. Josefina Tomás es más discreta y prefiere las mallas negras, lo que es de mérito, ya que permite mejor degustar el trabajo de los cuerpos.La música no ayuda a la fluidez de la función, y muchos de sus momentos flojos se deben a una banda sonora poco imaginativa, elemental, con un uso rústico de los medios electroacústicos. La iluminación tampoco es madura; los efectos rasantes de claroscuro no permiten tener un acceso claro a toda la escena. A pesar de ello, el cuadro Tubos es un verdadero hallazgo plástico, con ese intento de modificar la arquitectura natural del cuerpo mediante accesorios que lo prolongan -los tubos metálicos flexibles en este caso-, estableciendo una relación diferente entre las extremidades, metáfora estéticamente fuerte de las mutaciones genéticas.

Cuadros es un ejercicio de elaborado constructivismo, aunque niega demasiado la presencia viva del bailarín. Guerreros tiene una buena coreografia de grupo; Ruedas recurre a un humor obsoleto; Palos se acerca al tai-chi y con economía de medios teatraliza la acción; Daguerrotipo incluye proyecciones de negativos fotográficos -siempre en blanco y negro- y la danza está en función de una sucesión de poses de tierra. Por fin, Plenilunio reúne un tipo de cada cuadro, y una figura de contraste cierra la acción con poses de danza pura.