El cardenal Ratzinger afirma que la Iglesia quiere explicar la libertad y la liberación como esenciales al mensaje bíblico

El nuevo documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe, denominado Introducción sobre libertad crístiana y liberación, fue presentado ayer con gran solemnidad en la sala de prensa vaticana, abarrotada de periodistas. El cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la congregación -ex Santo Oficio-, sin mencionar al teólogo Leonardo Boff, dijo que con este nuevo texto la Santa Sede había querido explicar lo que para el magisterio de la Iglesia significan los conceptos de "libertad y liberación", dos temas "fundamentales del mensaje bíblico", explicó Ratzinger.

La Iglesia, dijo también Ratzinger, no quiere ser insensible "a los derechos de los oprimidos del mundo" y al mismo tiempo ha querido salir al paso de la acusación que se le hace de que su doctrina "es incompatible con el concepto de libertad". Según Ratzinger, el mundo laico y ateo piensa que "sólo liberándose del magisterio de la Iglesia se puede ser verdaderamente libres". A ello el documento responde que, al revés, subrayó Ratzinger, no existe verdadera libertad ni auténtica liberación del hombre "sin una relación estrecha de éste con Dios".El padre Egidio Vigano, superior general de los salesianos, presente en la conferencia de prensa, reconoció que el documento "no trata de la teología de la liberación". Si acaso, añadió, pone las bases del magisterio auténtico de Roma para que cualquier tipo de teología de la liberación pueda ser aceptada por la Iglesia.

A la pregunta de EL PAÍS de por qué el texto no habla, sin embargo, ni una sola vez de "teología de la liberación" y en la única ocasión que se refiere al término, lo corrige con la expresión "teología de la libertad y de la liberación", el cardenal Ratzinger, sonriendo, respondió: "El término de teología de la liberación sigue siendo válido, pero el magisterio de la Iglesia no hace teologías".

"No multiplicar teologías"

En realidad, añadió el prefecto del ex Santo Oficio, cuando se dice "teología ya se dice todo, porque significa ciencia de Dios, y en Dios está ya incluido el concepto tanto de libertad como el de liberación, que son dos cosas inseparables". Y acabó con estas palabras: "Mejor no multiplicar demasiado las teologías". Ratzinger insistió en que este documento era la contiinuidad lógica del anterior, Instrucción sobre la teología de la liberación, en el que se condenaban las fialsas teologías de la liberación, según el Vaticano.

A la pregunta de si entonces seguía siendo válido el duro juicio que en el primer docurnento se hacía sobre los regímenes comunistas apellidados la vergüenza de la humanidad, expresión que había sorprendido a la opinión pública, el cardenal Ratzinger explicó que reconocía que la expresión era "dura", pero que había que leerla "como un juicio de carácter ético y no político".

Y por lo que se refiere a la nueva expresión usada por el documento de "resistencia pasiva" frente a la tiranía de algunos regímenes opresores, que sustituye a la "lucha armada" aceptada por la Iglesia, según la doctrina de Pablo VI, Ratzinger respondió que se había tratado sólo de "una actualización" de la idea del papa Montini más eficaz en los tiempos de hoy, donde la violencia se ha hecho demasiado peligrosa y ambigua en sus medios.

Filipinas y Nicaragua

Por su parte, el padre Macchi, jesuita del Centro de Estudios Sociológicos de Milán, que también participó en el encuentro, afirmó que la actitud usada por los católicos de Filipinas contra el ex presidente Marcos "en la forma que se llevó a cabo, puede entrar en la resistencia pasiva aceptadla por la Iglesia en los casos gravísimos cuando se hayan agotaclo todos los otros medios de resistencia a la injusticia insoportable.

A la pregunta del vaticanista de la agencia Ansa, Federico Mandillo, sobre si "sería una gran perversión tomar las energías de la religiosidad popular para desviarlas hacia un proyecto de liberación puramente terreno, que muy pronto se revelaría ilusorio y causa de nuevas incertidumbres" [se refería a la experiencia de Nicaragual, el cardenal Ratzinger prefirió no responder.