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Una familia chabolista de Entrevías, acusada de la muerte de dos prostitutas heroinómanas

Cinco miembros de una familia que habita una chabola en el barrio madrileño de Entrevías han sido detenidos y acusados de la muerte, ocurrida hace un año, de dos jóvenes prostitutas heroinómanas, cuyos cuerpos fueron hallados en la vía férrea que cruza dicho barrio, a unos 200 metros de la vivienda de los ahora detenidos. El cabeza de familia de los acusados, Miguel Saavedra, ha manifestado a este periódico que "la acusación es falsa".

Inspectores del Grupo de Homicidios de la Brigada de Policía Judicial y de la comisaría madrileña del distrito de Entrevías detuvieron el pasado día 2 a Agustina N. S., conocida como la Abuela y la Agustina; a sus hijos Manuel (de 23 años), Manuela (de 26) y Miguel (de 30), así como a la esposa de éste, Julia P. S. (de 25 años), acusados de la muerte de dos jóvenes prostitutas heroinómanas, cuyos cadáveres fueron hallados hace un año -el 23 de abril de 1985- en la vía férrea, frente al número 6 de la avenida de Entrevías, a unos 200 metros del domicilio de los ahora detenidos. La policía también considera implicado en el doble homicidio a otro hijo de Agustina, Agustín, de 28 años, que se encontraba encarcelado en la prisión de Carabanchel (Madrid) cuando se practicaron las detenciones de sus familiares.Miguel Saavedra, esposo de Agustina, limpiabotas de profesión, dijo ayer en su casa, en la travesía del Naranjo, 7, que la "acusación es falsa". Y añadió: "La policía querrá sacar este asunto como sea, pero a nosotros nos busca la ruina el comisario Raúl, que es el que los ha detenido, y ya le he explicado mil veces que no íbamos a ser tan tontos de seguir aquí si hubiéramos hecho esto".

La muerte de María Pajares Morales, de 22 años, y Ángeles Pérez Alcaide, de 21, se produjo a las seis de la mañana a causa de golpes en diversas partes de sus cuerpos con un bastón u objeto similar, según refiere la información policial sobre el informe forense correspondiente. La policía dispone del testimonio de una vecina que asegura que vio entrar en el domicilio de los acusados a las dos jóvenes a las 5.50.

Las fallecidas, según las investigaciones policiales, ejercían la prostitución en Madrid, principalmente en la calle de Capitán Haya, y eran adictas a la heroína. Dichas investigaciones determinaron que ambas prostitutas solían comprar la heroína en una chabola próxima al lugar donde fueron encontrados sus cadáveres. La policía interrogó a las personas domiciliadas en esta vivienda, en la que se sospechaba que una persona conocida por el apodo de la Abuela, así como alguno de sus hijos y su nuera, se dedicaban a la venta de papelinas de heroína. Algunos miembros de esta familia afirmaron que conocían a las fallecidas, pero negaron su partipación en su muerte. La información facilitada ayer por la policía indica que, posteriormente, un travestido denunció haber sido apaleado con bastones por dos miembros de la familia Saavedra en represalia por haber dejado de comprarles a ellos la heroína que necesitaba. Asimismo, según la policía, constan otras denuncias de prostitutas que han sufrido agresiones similares.

Las investigaciones policiales se complementan con una referencia a la posibilidad de que una de las prostitutas muertas adeudara una importante cantidad de dinero a sus suministradores de heroína, lo que pudo desencadenar la agresión.

Miguel Saavedra manifestó: "Mi mujer ha vendido algunas veces papelinas para ayudar a un hijo que tenemos drogadicto, pero eso es una cosa muy distinta a matar a nadie". Y cuenta: "Hace poco hemos tenido en casa a un joven herido; le hemos cuidado y le hemos llevado al hospital porque no somos asesinos".

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