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Impetuosa corriente vendedora en los mercados

Los mercados de valores han afrontado el inicio de esta semana semifestiva, a caballo entre el festejo por el bajo incremento del IPC durante el mes de febrero y las dudas que inducen las decisiones tomadas por la OPEP al objeto de restringir su producción para conseguir un aumento en los precios de los crudos. Al final se llevaron el gato al agua las consideraciones negativas, ayudadas por las fuertes plusvalías acumuladas, y una amplia corriente vendedora se extendió por todos los corros de contratación. Las pérdidas de los índices oscilaron entre los 2,35 puntos de Bilbao y los 6,16 cedidos por Valencia.Las posiciones de papel sin operaciones y las bajas al límite de lo autorizado por el reglamento bursátil (5%) convivieron con abundantes listas de espera organizadas entre los operadores deseosos de vender, a la busca y captura del porcentaje de dinero necesario para cubrir los mínimos requeridos para fijar cambio. Con el paso de los minutos, la situación fue retornando a la estabilidad, precaria pero estabilidad al fin y al cabo, y en los últimos compases de la reunión el mercado quedó mejor dispuesto de lo que indicaban las apariencias. Al menos, en el caso de Telefónica, después de ciertas tensiones ante la escasez de demanda, se barrió la totalidad de la oferta, comportamiento con el que las órdenes infladas también fueron cumplimentadas en un cien por cien.

No obstante, la peculiar conformación de esta semana, con sólo tres sesiones hábiles, puede impedir cualquier intento reactivador, ya que no son pocos los bolsistas que prefieren deshacer parte de sus posiciones y esperar en liquidez a que se supere esta etapa.

Todo fueron bajas en los valores de electricidad, alguno de cuyos componentes debió recurrir a señalar posición de papel sin casar operaciones, ante la abultada presencia de vendedores en su corro. Otros, entre los que se cuentan los valores de mayor peso específico, acusaron quebrantos que rondaron o incluso superaron el 5%.

También llovió entre los títulos bancarios, que cambiaron sus saldos compradores de antaño por otros de signo completamente opuesto. Sólo Central e Hispano, entre los siete grandes, mantuvieron firme la corriente demandada, por algo más de 300.000 y 25.000 títulos respectivamente, como saldo por caja, mientras los cinco restantes operaron con papel. Sin embargo, los enteros latentes acumulados en posición de dinero suavizaron la papeleta para alguno de ellos, a pesar de la flojedad reinante. Las cinco entidades demandadas, en bloque, barrieron la oferta tomándola en su totalidad.

Telefónica saneó su cotización en nueve enteros y los grupos industriales y de servicios, aunque irregulares, evolucionaron con el telón de fondo del papel como escenario genérico de actuación. La actividad continuó elevada, con ágiles cambios de mano en todos los corros y un volumen de negocio estimado próximo a los 10.000 millones de pesetas efectivas ya habituales.

En los corros de pagarés del Tesoro se cruzaron operaciones con pacto de recompra a una semana por más de 6.000 millones, con tipos entre el 9,50 y el 11,125%.

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