_
_
_
_
_
RELIGIÓN

Los jesuitas tercian en la polémica sobre los exorcistas y recuerdan que el demonio existe

Juan Arias

El demonio, "ni tiene cuernos ni pezuñas de cabrón ni el horcón en la mano", asegura la prestigiosa revista cultural de los jesuitas italianos Civiltà Cattolica. El maligno, dicen los jesuitas, no tiene nada que ver con las imágenes que de él daba Hieronyrnus Bosch, que sirvieron sólo "para ridiculizar y hacer infantil la fe en el diablo". Sin embargo, advierten, el demonio, existe.

El importante quincenal de los jesuitas, que nunca sale a la calle sin el visto bueno de las altas jerarquías de la Secretaría de Estado del Vaticano, ha abordado el tema del demonio porque el asunto se estaba haciendo candente en Italia después de que el arzobispo de Turín, el franciscano cardenal Anastasio Ballestrero, ex presidente de la Conferencia Episcopal, anunciase el mes pasado que había nombrado seis nuevos exorcistas ante la gran demanda de exorcismos por los fieles.La Prensa italiana acogió la noticia entre sorprendida e irónica: Turín, seis contra el diablo, tituló Il Corriere della Sera. Y el diario Il Giorno escribió: "¿Qué le pasa a Turín, ciudad satánica del corazón negro?".La cosa chocó aún más porque Turín es la ciudad de la Fiat, el gran pulmón industrial del país, la segunda ciudad meridional (a pesar de estar en el norte) más grande después de Nápoles, (lado el número ingente de inmigrados del sur en busca de trabajo bajo las alas de: mamma Agnelli. A todo esto se unió el hecho de que el ex Santo Oficio hizo pública una carta dirigida a los obispos en la que se recordaba que sólo los sacerdotes, y no los seglares, según el canon 1.172 del nuevo Código de Derecho Canónico, están autorizados por la Iglesia "para hacer exorcismos". El Vaticano tomó postura al saber que en muchas partes se reunían cristianos no sacerdotes para hacer ceremonias parecidas a los exorcismos, a fin de ayudar a la gente a liberarse de los demonios que se habían adueñado de sus cuerpos.

Seres espirituales

Los jesuitas han salido al paso para explicar a los fieles que, si bien es cierto que el demonio no tiene ni cuernos ni pezuñas de cabrón, no lo es menos que el demonio existe y que dicha existencia "es una verdad de Fe del cristianismo, enseñada por la Sagrada Escritura, definida por el concilio Lateranense IV y recogida después por muchos concilios, incluido el Vaticano II".Los demonios son, dice Civiltà Cattolica, "seres espirituales, creados buenos por Dios pero hechos malvados por soberbia y rebelión contra, Dios, , por tal motivo, convertidos en enemigos del hombre y de Dios".

Su influjo se ejerce sobre todo "en el reino del espíritu", dicen los jesuitas, y sólo raras veces actúa sobre el cuerpo físico de las personas. Por eso, según la revista, en la práctica, la mayor parte de los que dicen sufrir tina posesión diabólica en realidad tienen problemas de tipo psiquiátrico.

Pero si el demonio no tiene cuernos, si pocas veces actúa sobre el cuerpo, si su acción "no es accesible a la experiencia sensible", ¿cómo se puede discernir y descubrir? Y aquí Civiltà Cattolica da unas pautas concretas. Se puede advertir que está presente el demonio "en ciertos avatares de la historia humana que aparecen humanamente inexplicables".Y se citan como ejemplo "el odio contra la religión, contra Dios y contra la Iglesia"; la representación de Dios "como enemigo de la felicidad del hombre"; que "lo que es bueno aparece como malo y lo que es malo como bueno". O también "la corrupción de los inocentes, la lucha sistemática contra la justicia y la paz".

Se podrá descubrir la presencia de los demonios de modo particular cada vez que se trata "de combatir a la Iglesia y de arrastrarla al fracaso".

La revista de los jesuitas asegura, finalmente, que el demonio se sirve incluso de las pasiones y debilidades de los fieles, "con frecuencia de los mismos hombres de iglesia", para destruir a ésta.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_