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Retirada la custodia de sus hijos a la mujer que los abandonó en una"pizzeria"

Amelia Castilla

Ana María Vacas Lázaro, de 27 años, la mujer que dejó a dos de sus hijos en una pizzeria del barrio madrileño de Vallecas, ha sido suspendida provisionalmente de la custodia de los dos pequeños, que se encuentran internados en la Casa del Niño y a disposición del Tribunal Tutelar de Menores. Ana María tiene un plazo de 15 días para presentar un pliego de descargo al citado tribunal y defenderse de la acusación de abandono de menores. "Quiero a los niños", aseguró la madre. "Sólo necesito un trabajo para poder mantenerlos".

"Estoy alucinada", repite insistentemente Ana, una mujer de aspecto resuelto y decidido. La gente la reconoce por la calle y la identifica como la madre que abandonó a sus hijos en un bar. En más de una ocasión ha escuchado los comentarios de las señoras que le susurran que es una puta o que habría que matarla. A su casa llegan cartas de mujeres solteras que tratan de animarla moralmente y que le piden que siga adelante. Otras personas le hacen ofrecimientos para adoptar a alguno de los pequeños, y algunos familiares les han ofrecido ayuda económica.El día que dejó a los niños "con un vecino", en una pizzeria, a Ana se le habían "cruzado los cables". Llevaba una temporada trabajando en una sauna en la que se ejerce encubiertamente la prostitución y estaba, según confiesa, "asqueada". Ese día fue especialmente horrible en el trabajo. "No me admitieron a los niños en un colegio de la calle de O'Donnell donde pensaba dejarlos internos", asegura, "y había bebido whisky, que no suelo hacerlo porque lo que bebo es cerveza", asegura. "Deje allí a los niños para que se los llevaran a mi madre. El local está a 50 metros de mi casa y me conocían; sin embargo, llamaron a la policía".

Cuando llegó a Alicante y se enteró de lo que había pasado se entregó a la policía. El juez alicantino la puso en libertad y le pidió que se presentara en el Juzgado de Instrucción número 18 de Madrid, que instruye las diligencias. El magistrado, habló con ella y quedó en libertad sin cargos.

Vive con su madre y la pequeña Débora, de cuatro años, la mayor de sus tres hijos, en un piso alquilado de Vallecas, del que dice que quieren echarles. Toda la familia subsiste con el sueldo de la abuela, empleada del Club de Campo. Ana se defiende y asegura que no ha tenido suerte en la vida. "Mi primer novio me abandonó cuando me quedé embarazada. El segundo niño lo tuve con un hombre con el que convivía, y del tercero me quedé embarazada en un día seguro. No hice nada por abortar porque me gustan los niños", explica.

Porque le gustan los niños quiere ahora recuperar como sea a Ana Belén y a Eduardo, a los que ha visitado varias veces en el centro donde están acogidos. "Los peques estarán siempre mejor conmigo que en un orfanato. Sólo necesito un trabajo para salir adelante".

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