El Vaticano anuncia que Juan Pablo II acudirá a rezar a la sinagoga de Roma
Juan Pablo II visitará la sinagoga de Roma el próximo 13 de abril. Será la primera vez en este siglo, y probablemente en la historia, que un Papa entra en un centro judío. La noticia ha causado sensación en Roma, donde existe una gran comunidad judía, que posee el 80% de los mejores comercios de la capital. Con mucha probabilidad, Juan Pablo II recitará una oración con el jefe de la sinagoga, el anciano rabino Elio Toaf, gran admirador de otro Papa: Juan XXIII.En una entrevista que le hizo este corresponsal durante el concilio para el desaparecido diario Pueblo, de Madrid, Toaf contó la siguiente anécdota: "Una mañana, el papa Roncalli pasaba delante de la sinagoga, ubicada al lado del Tíber, en el momento en que la comunidad salía del templo. Pidió a su chófer que se detuviese. Se bajó y se acercó a la gente diciendo: 'No sé lo que os parecerá, pero yo os voy a dar la bendición'. Y así lo hizo". El rabino añadió que el papa Juan XXIII era tan popular y tan amado por la gente, que ésta se puso a aplaudirlo. Ya en el coche, el Papa comentó con su secretario Loris Capovilla, hoy arzobispo de Loreto: "No sé lo que los teólogos pensarán de mi gesto, pero ¿quién ha dicho que lleven siempre razón?".
Ahora el papa Wojtyla da un paso más allá y va a entrar en la misma sinagoga contra la cual, en 1981, un grupo de árabes extremistas lanzó una bomba que costó la vida a un niño judío de dos años e hirió a varias personas más.
Según el portavoz del Papa, Joaquín Navarro Valls, esta visita se enmarca en el deseo de Juan Pablo II de dialogar con todas las religiones no cristianas. Y que, como lo había hecho ya con budistas e hinduistas, ahora desea visitar también un templo judío.
El rabino Elio Toaf, que es un hombre liberal y demócrata, muy abierto al diálogo, había visitado ya en el Vaticano a Juan Pablo II. No es difícil pensar que haya sido él quien ha invitado al Papa a visitar la sinagoga. Quedan ya muy lejos las acusaciones contra los .pérfidos judíos" que rezaba la liturgia de Semana Santa en todas las iglesias católicas y que ya fueron abolidas por el Concilio Vaticano II.
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