El presunto 'etarra' muerto el viernes en San Sebastián era Ángel María Galarraga
Ángel María Galarraga Mendizábal, de 31 años, liberado de ETA Militar y miembro del comité ejecutivo de la organización terrorista, según fuentes oficiales, es la segunda persona que murió el viernes por la noche en San Sebastián durante un tiroteo con la Policía Nacional. En el mismo enfrentamiento perdió la vida el agente José Antonio Alvarez Díez, de 26 años. Las investigaciones para detener a otro terrorista, que logró huir después de ser sorprendido cuando preparaba un potente explosivo con 12 kilos de Goma 2 y más de 24 kilos de metralla, además de tres detonadores, no han dado resultado.
La identidad de Galarraga fue facilitada por fuentes oficiales ayer a mediodía, poco antes de que se celebrara el funeral por José Antonio Álvarez. El policía era natural de Tremon de Arriba, en la provincia de León. Estaba casado y tenía un hijo. Había ingresado en el cuerpo hace cinco años. Desde entonces residía en San Sebastián.Ángel María Galarraga había nacido en Zaldibia (Guipúzcoa). La policía afirma que, perteneció a ETA Político-militar y luego a los comandos bereziak (especiales) que bajo la dirección de Miguel Ángel Apalategui, Apala, se integraron en ETA Militar. Según las mismas fuentes, comenzó sus actividades en ETA en 1965.
El funeral. por el alma de José Antonio Álvarez se celebró en la parroquia de la Sagrada Familia, en el barrio donostiarra de Amara ' cerca del Gobierno Civil de la provincia, en un clima de emoción. Con anterioridad, se había practicado la autopsia a los dos cadáveres en el cementerio de Polloe.
La viuda del agente asesinado no pudo contener los sollozos durante la ceremonia. El sacerdote oficiante manifestó en la homilía que se siguen produciendo en el País Vasco derramamientos de sangre brutales y absurdos y dijo que la muerte de José Antonio Alvarez produce pena, rabia e indignación y demuestra que todavía es pobre el arraigo en la sociedad de los derechos humanos.
Asistieron al acto religioso el delegado del Gobierno en el País Vasco, Ramón Jáureguí; el director general de la Seguridad del Estado, Julián Sancristóbal, y mandos superiores de la policía estatal y la autónoma vasca. No acudió el ministro del Interior, José Barrionuevo.
José Antonio Álvarez, que el viernes por la noche patrullaba por las calles de San Sebastián de paisano y en un automóvil sin distintivos exteriores, en compañía de otro agente, fue alcanzado por dos disparos efectuados desde corta distancia por Galarraga cuando había descendido del vehículo para identificar a éste, a medio centenar de metros de la playa donostiarra.
Los policías habían detenido su vehículo cerca de la finca que ocupa el número 24 del paseo de Miraconcha, una zona en la que existen numerosos bares y locales nocturnos.
Habían atraído su atención varias personas que ocupaban un automóvil Citroën Visa, de color blanco, estacionado en el lugar. Álvarez descendió del coche policial mientras su compañero se quedaba atrás para cubrirle.
Cuando se aproximó a los sospechosos para pedirles que se identificaran, uno de los hombres esgrimió una pistola y efectuó dos disparos. Un proyectil alcanzó en el corazón y otro sobre una clavícula al policía, que cayó mortalmente herido. El otro agente abrió fuego sobre el agresor, al que alcanzó con varios disparos en la cabeza. Los dos heridos murieron antes de que se les pudiera prestar atención médica.
Una o dos personas
Mientras se producía el tiroteo, otra persona, que según la versión del Gobierno Civil de Guipúzcoa acompañaba a Galarraga huyeron en dirección a la playa de la Concha, saltando sobre la barandilla del paseo desde una altura de cinco metros. Esta circunstancia hizo pensar a la policía que podía haber tomado una lancha neumática que le aguardaba en la bahía, aunque fuentes del Gobierno Civil de Guipúzcoa consideran esta hipótesis improbable y piensan que el fugitivo corrió por la playa y se perdió en la ciudad.
Oficialmente se confirmó ayer que a Galarraga le acompañaba otro hombre, aunque se mantiene la duda sobre si había una tercera persona, una muchacha a la que algunos viandantes creyeron ver saltando desde el paseo a la playa. Sobre la arena fue localizada, tras un intenso rastreo, una pistola Browning FN, de 9 milímetros Parabellum. Otra arma similar se encontraba en el interior del vehículo que utilizaban los terroristas, que había sido robado a un veterinario de Azkoitia (Guipúzcoa).
En el mismo vehículo había dos ollas a presión cargadas con una decena de kilos de explosivo Goma 2 y más de 20 kilos de tornillos, dispuestos a modo de metralla. Las dos cargas explosivas estaban dispuestas para estallar y, fueron desactivadas.
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