La victoria del 'sí' marca el fin de la provisionalidad de la presencia en la Alianza Atlántica
La victoria del sí en el referéndum sobre la permanencia en la OTAN supone el final de la provisionalidad con que España ha estado en el seno de la Alianza estos cuatro años, así como el desbloqueo de la decisión del actual Gobierno, adoptada a finales de 1982, de congelar el proceso de la incorporación española a la OTAN. A partir de ahora, el Gobierno español tendrá que fijar, comité a comité y grupo a grupo, el grado concreto de participación en la Alianza.
En medios de Defensa se afirma que, con el triunfo de la tesis gubernamental en el referéndum, la política exterior de defensa será la ya prevista y anunciada por el presidente del Gobierno a través del decálogo, sintetizado en el propio preámbulo de la pregunta del referéndum. Por tanto, España no se incorporará a la estructura militar de la Alianza Atlántica -en Defensa se da por seguro que países de la Alianza presionarán en favor de dicha incorporación-, iniciará antes de julio las negociaciones formales con EE UU para reducir la presencia militar norteamericana en la península y mantendrá el territorio nacional como zona desnuclearizada.En medios diplomáticos espafloles se cree que el proceso de integración no militar de España se hará casi de manera imperceptible. En estos medios se considera improbable que se abra una negociación formal con la OTAN para estudiar la participación española.
Pedir participación
"Lo más importante ya está hecho: la firma del Tratado de Washington", decía ayer un alto cargo del Ministerio de Asuntos Exteriores. Previsiblemente, España se limitará, simplemente, a pedir su participación en comités y proyectos en los que aún no esté presente y por los que se sienta interesada.La participación en la OTAN será superior a la actual, especialmente en los programas científicos y tecnológicos sobre nuevos sistemas de armas, según afirman las fuentes de Defensa. Actualmente, España está integrada en amplios programas de armamento como el Avión de Combate Europeo (ACE) y la fragata NFR de los años noventa, así como en otra veintena de proyectos, la mayoría de los cuales han sido impulsados en el seno de la OTAN.
El número de militares que intervendrá en reuniones técnicas de la OTAN -ahora son alrededor de 400- se elevará considerablemente y en los mismos medios se habla ya del millar, además de los que esporádicamente puedan participar en programas de entrenamientos conjuntos, como ya lo han hecho varias unidades del Ejército del Aire. En el terreno puramente militar, la red de alerta y control española -llamada SADA- será conectada en los próximos meses con la red NADGE de la OTAN.
En cuanto a la reducción de tropas estadounidenses, el Gobierno tiene previsto españolizar la base de Torrejón (Madrid), y probablemente también la de Zaragoza. Se estima que la cifra de los 12.500 militares norteamericanos -cuya presencia en España está permitida en la actualidad- quedará reducida aproximadamente a la mitad.
Según fuentes diplomáticas españolas, este proceso -que se iniciará esta primavera- será lento, y, de conseguirse, la españolización o desamericanización de las bases se hará de manera paulatina, sin poner en peligro la defensa española y occidental.
Con respecto a la ausencia de armas nucleares y la prohibición de almacenarlas en territorio nacional, el problema continuará subsistiendo en la imposibilidad española de controlar si EE UU cumple o no este requisito y en la duda de si el Reino Unido dispone de ese tipo de armamento en Gibraltar.
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