El general ecuatoriano sublevado acepta abandonar su reducto con condiciones
El ex jefe de la fuerza aérea ecuatoriana, el general Frank Vargas Pazos, que se había atrincherado el pasado viernes en la base aérea de Manta, dio ayer por finalizado su sublevación, según una transmisión en directo desde la base por el canal de televisión Ecuavisa. Paralelamente, aunque sin confirmación oficial, se anunció la dimisión del actual ministro de Defensa, general Luis Piñeiros, contra el que Vargas lanzó acusaciones de corrupción, con las que se inició la sublevación.
Con anterioridad, el presidente ecuatoriano, León Febres Cordero, advirtió por última vez a Vargas de que tenía hasta las seis de la mañana de hoy (doce, hora peninsular) para rendirse "con honor". El militar se había hecho fuerte en la base el viernes al negarse a aceptar su destitución.El general Vargas viajará de inmediato a Guayaquil, donde se pondrá a disposición del presidente León Febres Cordero, comandante supremo de las Fuerzas armadas, según fuentes oficiosas. Posteriormente, el general. sublevado viajará a Quito, en cuya base aérea Mariscal Sucre permanecerá internado hasta que se forme un tribunal de honor que juzgue lo sucedido durante estos días. El tribunal estará formado por los generales, almirantes y contralmirantes de las diversas fuerzas del Ejército ecuatoriano.
El acuerdo para que Vargas depusiese su actitud fue alcanzado después de tres horas de entrevista entre el sublevado y el secretario del presidente Febres Cordero, Charlie Pareja. El acuerdo supone también que no se tomarán represalias contra las tropas que han acompañado a Vargas en sus más de cinco días de sublevación, según las, mismas fuentes. Estas fuentes señalan que el general Manuel Albuja, Jefe del Ejército de Tierra a quien también había acusado Vargas de corrupción, dimitirá en las próximas horas. Tales decisiones se anunciarán durante una próxima conferencia de prensa en el Ministerio de Defensa.
Febres había anunciado que, pasado el plazo, tropas, del Ejército de Tierra cercarán la base y la someterán a un asedio total, aunque "sin disparar un tiro". Vargas se negó a rendirse y llegó a sugerir que se iría a las montañas para seguir resistiendo.
La crisis militar se agudizó ayer con la llegada de varios centenares de civiles a la base de Manta, 400 kilómetros al sur de Quito, para apoyar las demandas de Vargas. Fuentes periodísticas calcularon que respaldaban al general unos 500 hombres armados, entre oficiales y soldados, y una docena de aviones, además de los civiles.
Diez aviones de la base de Manta habían efectuado ayer vuelos de reconocimiento sobre la zona y sobrevolaron un batallón de Caballería en la vecina ciudad de Portoviejo, en la que, según informes periodísticos, se estaban preparando para un eventual ataque fuerzas de paracaidistas. El general rebelde anunció ayer que un grupo de esposas de oficiales de la Marina le avisaron de: que se estaba preparando un ataque inminente por mar contra la base costera en la que está atrincherado.
Antes del acuerdo, Vargas habló por medio de la radioemisora Quito, desde su cuartel de Manta, poco después del ultimátum presidencial. "Para mí, el señor presidente ha dejado de ser un presidente y se ha convertido en un dictador", dijo Vargas, quien anunció que no se rendiría, y acusó al Gobierno de corrupción en las Fuerzas Armadas. Vargas había ofrecido una conferencia de prensa en la que convocó a "todos los ecuatorianos" a "salir a las calles y luchar por su dignidad y defender la verdad contra la tiranía".
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