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ELECCIONES GENERALES EN FRANCIA

Serge July: "Con los socialistas ha habido una cura de realismo"

Serge July es joven, pero viene de lejos, de aquellas barricadas revolucionarias de mayo de 1968. Fue uno de los fogoneros de aquel brasero literario-revolucionario. Como para consolarse, al inicio de los años setenta, fundó el diario Libérarion y demostró algo simplísimo en periodismo: contar hechos es algo que se olvida con frecuencia. Durante 10 años fue el heraldo de todos los marginalismos: feminismo, ecologismo y otros que la sociedad francesa acabó por asimilar. Hace 10 años, July enterró Libération para pensar otro modelo.

En pocos meses plasmó la fórmula en una frase ya vieja, como el poeta que la inventó: "Hay que ser absolutamente modernos". Así brotó el nuevo Libération, que hoy pesa y cuenta en Francia y más allá de sus fronteras. July es el animal periodístico que se ha consolidado durante el mitterrandismo, pero no haciendo regalos a los socialistas. El diario Libération es algo así como un desayuno de libertad cada mañana.Pregunta. ¿Qué ha ocurrido en estos cinco años de socialismo?

Respuesta. Que la sociedad francesa se ha desbloqueado positivamente. Con los socialistas en el poder se ha producido una transformación basada en una cura de realismo que ha sido saludable para todos. Ahora vamos hacia una sociedad industrial de tipo anglosajón.

P. El otro día, un grupo de universitarios decía en Lyon: "La política nos interesaría si, por ejemplo, un diputado en la Asamblea fuera capaz de votar contra las consignas de su partido si ello fuese beneficioso para la sociedad. Es exactamente lo contrario de lo que está ocurriendo en Francia".

R. Precisamente, en ese sentido es de anotar cómo en estos cinco años tanto la derecha como la izquierda han abierto los ojos, han salido de su ingenuidad. Aquí se vivía de fantasmas: la izquierda significaba todo patas arriba, y la derecha, el autoritarismo peligroso. Pues bien, todo esto ha cambiado. Un ejemplo revelador: hasta finales de 1984 la oposición prefería gobernar, llegado el caso, con Jean-Marie le Pen, de extrema derecha. Desde entonces prefiere a los socialistas. Y esto, porque existen zonas de identidad total de consenso. Lo dicho explica esa aspiración de los estudiantes. Y hay que decir que Barre ha hecho una gran labor, en este orden de cosas, al no criticar sístemáticamente a los socialistas.

P. ¿Por qué no se habla de Europa en la campaña electoral francesa y por qué no apasiona, en general, esta batalla tan importante?

R. Por lo que estoy diciendo, precisamente. La economía no es un tema dominante, ni ningún otro tema destaca en esta campaña electoral, por el consenso al que me refería. La única cuestión que determina la campaña es de orden constitucional: la cohabitación, es decir, los poderes del presidente y del primer ministro cuando no pertenecen al mismo bando político. Europa, a su vez, no se ofrece como frente de batalla porque Mitterrand es tan europeo como los demás.

P. Esos hombres diferentes que acaparan el interés de la Francia moderna, como el industrial Bernard Tapie, Yves Montand y usted mismo, entre otros, ¿son los hombres políticos de mañana?

R. No lo creo. Hay un cambio de comportamiento social en Francia, pero no quiere decir que se rechace la política, sino que los franceses se distancian. Y esto quiere decir, en primer lugar, que hay temas que no pasan por la política. Un ejemplo del momento: la empresa.

P. ¿Qué va a pasar con los partidos políticos, y más aún con los de izquierdas, fieles aún al patríotismo de partido?

R. Los partidos, es cierto, se han quedado atrás. Pero yo creo que el PS francés evoluciona, no hacia la socialdemocracia, sino hacia el partido demócrata de tipo norteamericano. Nos dirigimos hacia una fórmula norteamericana, en que hay una alternancia de partidos y no de sociedad, como ocurría con los tradicionales grupos de derechas e izquierdas.

P. ¿Está en declive el sindicalismo?

R. Sí. La transfórmación del sindicalismo es ineludible, aunque no se ve claro el camino a seguir. La crisis del Estado conlleva la crisis del contrapoder. Las palabras de Edmond Maire (socialista autogestionario) sobre La revisión del anticapitalismo son fundamentales. En resumen, al cabo de cinco años, los socialistas han ganado sus cartas de nobleza gubernamentales y todos han cambiado, Mitterrand y la oposición.

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