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La derecha francesa acusa a Mitterrand de esgrimir el fantasma del caos

Soledad Gallego-Díaz

La intervención del presidente francés, François Mitterrand, ante las cámaras de televisión, el domingo por la noche, ha provocado vivas críticas por parte de la oposición de centro-derecha, que le acusa de dramatizar las consecuencias de una eventual victoria, el próximo día 16, de la Asamblea para la República (RPR) y la Unión para la Democracia Francesa (UDF). Resulta significativo, sin embargo, que los principales líderes opositores, Jacques Chirac, Valéry Giscard d'Estaing y Raymond Barre, hayan preferido mantenerse entre bastidores y lanzar a sus segundos a la batalla.

Por parte de la UDF actuaron como portavoces François Leotard y Jean Claude Gaudin. El primero señaló que resulta singular oír en boca de Mitterrand que una nueva mayoría parlamentaria puede originar situaciones de desorden cuando él es el principal responsable del desorden de hoy día, de los tres millones de parados y de la quiebra de miles de empresas". Gaudin afirmó, por su parte, que "Mitterrand ha lanzado un doble SOS, desde su función de jefe del partido socialista y de presidente de la República".El secretario general del RPR, Jacques Toubon, puso el dedo en la llaga al resaltar que "François Mitterrand se ha negado a responder a una pregunta esencial: ¿permitirá que el nuevo Gobierno conduzca la política?, ¿aceptará que esa política sea la que los electores han votado?".

El presidente señaló que estaba dispuesto a coexistir con un primer ministro representativo de la nueva mayoría, pero no dejó claro si se mantendrá neutral cuando éste intente aplicar su propio programa político. Mitterrand insinuó más bien lo contrario al calificar la política conservadora de "peligrosa para Francia" e insistir, además, en que usará todas sus prerrogativas como presidente.

Charles Pascua, portavoz del RPR en el Senado, pidió a los franceses que "no se dejen impresionar" y anuncié que su partido se mantendrá atento y vigilante "para exigir un respeto absoluto de la Constitución". "Nadie discute los poderes que concede la Carta Magna al presidente de la República, pero la Constitución permite al mismo tiempo aplicar la voluntad popular, expresada en las elecciones legislativas", añadió.

La amenaza de la crisis

La oposición teme que François Mitterrand pueda acusar a una nueva mayoría conservadora de provocar una grave crisis institucional. "Prefiero dimitir de mis funciones antes que renunciar a mi cargo", aseguró el presidente, quien por otra parte insistió en que su voluntad es acabar su mandato, es decir, mantenerse en el Elíseo y en pleno ejercicio de sus poderes hasta 1988.Para el portavoz del Partido Comunista Francés (PCF), André Lajoinie, la intervención de Mitterrand fue propia de un dirigente de partido y no de un presidente de la República. "Mitterrand ha dado a entender que aceptará la coexistencia con la derecha y con su política, que es al fin y al cabo una política de austeridad, que defiende también el partido socialista", dijo.

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