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Los incidentes armados persisten en El Cairo, aunque el Gobierno asegura controlar la situación

El Gobierno egipcio asegura tener controlada la situación cuatro días después del levantamiento de los reclutas de la policía, aunque se vive todavía un clima de intranquilidad. Los intercambios de disparos en la zona de las pirámides se reprodujeron ayer por la mañana, poco antes de que llegase al lugar el presidente Hosni Mubarak para encontrarse con los periodistas internacionales. El incidente ocurrió después de que jurase su cargo el nuevo ministro del Interior, general Zaki Badr, un experto en el problema del integrismo islámico, que sustituye a Ahmed Rushdi.

Un nuevo y nutrido tiroteo en la misma zona, que duró algo más de media hora, se oyó pasado el mediodía de ayer.El Gobierno de Estados Unidos reafirmó ayer oficialmente su "confianza" en el Gobierno egipcio, aunque algunos altos funcionarios no ocultaban en privado su inquietud por los sucesos ocurridos en El Cairo y otras, ciudades del sur, que han. costado 36 muertos y cientos de heridos y que han puesto en peligro la actividad turística en Egipto.

"Tenemos plena confianza en la capacidad del presidente Hosni Mubarak para controlar la situación", declaró el portavoz de la Casa Blanca, Larry Speakes. Un funcionario del Departamento de Estado, que pidió mantener el anonimato, señaló que las autoridades egipcias parecen controlar la situación, pero admitió que la revuelta policial "constituye un tema de preocupación real" en Washington.

Los tiroteos de ayer se desarrollaron en uno de los tres campos de entrenamiento de reclutas que se levantaron en la noche del martes. En el momento de iniciarse los primeros disparos en el campo de Giza, un grupo de periodistas esperaba al presidente Mubarak para visitar junto a él los altos de las pirámides.

Los otros dos campos, situados en la carretera de Alejandría, se encuentran rodeados de tropas del ejército. En ellos, un corresponsal de la agencia Reuter pudo ver cómo los soldados vigilaban a algunos de los policías arnotinados. Otros rebeldes huyeron, al parecer, hacia el desierto.

Durante las seis horas en las que ayer, día de fiesta en el mundo islámico, fue levantado el toque de queda, la población llenó las mezquitas para cumplir con el precepto de la oración. En varias de ellas, los imanes condenaron la destrucción de propiedades y los intentos de dañar la economía del país. Durante la jornada no se informó de incidentes relacionados con los grupos fundamentalistas islámicos, a pesar de que en días anteriores líabían aparecido algunos signos de la participación de jóvenes integristas entre los alborotadores.

Controles en las calles

El general Zaki Badr, nuevo ministro del Interior, tiene 60 años y ocupaba hasta ahora el cargo de gobernador de la ciudad de Assiut, sobre el Nilo. Fue nombrado para ese puesto en 1981, con la misión de hacer frente a la oleada de violencia fundamentalista que afectó a esa ciudad después del asesinato del presidente Anuar el Sadat por elementos integristas del ejército egipcio.Después de las seis horas de suspensión del toque de queda fueron reimplantados los controles en las principales calles y edificios de El Cairo. Vehículos blindados se encuentran desplegados en varias poblaciones de los alrededores de El Cairo: Giza, Chubra, el barrio conocido como Ciudad de los Muertos y Heliópolis. También pudieron verse blindados en la plaza de la ópera, en la estación central de ferrocarril y en la plaza de Ramsés. Los policías que hasta el jueves aún vigilaban embajadas y centros públicos -lo que constituye su misión habitual- han desaparecido de sus puestos, según testigos, y en la mayoría de los casos han sido reemplazados por miembros del ejército o del cuerpo de asalto Saika.

El presidente Mubarak decidió ayer confiar al fiscal militar la instrucción del caso del amotinamiento, según anunció la radio oficial egipcia.

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