Los dos bloques consideran que el estrecho de Gibraltar sería minado con cargas nucleares en caso de conflicto
Más de 3.000 buques mercantes en su mayoría petroleros, se encuentran diariamente en el Mediterráneo. De ellos, unos 400 son soviéticos o de países del bloque del Este; la mayoría de los 2.600 restantes pertenece a países occidentales. El 50% del tráfico marítimo mundial se mueve por esas aguas. Por el estrecho de Gibraltar, por ejemplo, cada ocho o nueve minutos pasa un barco y diaria mente transitan por el lugar 565.000 toneladas de petróleo. La V Eskadra soviética y la VI Flota estadounidense se vigilan en ese mar cerrado cuyas puertas son el canal de Suez y el estrecho de Gibraltar. En sus territorios ribereños se localizan hasta 24 zonas de eventuales conflictos bélicos. Si alguno de ellos supusiera el enfrentamiento entre los dos bloques, tanto el Pacto de Varsovia como la OTAN manejan la posibilidad de qué el estrecho de Gibraltar sea minado con cargas nucleares de profundidad.
Mar cerrado
El Mediterráneo es hoy ante todo, como ha sido a lo largo de toda la historia, una vía de comunicación entre el Este y el Oeste. Es la vía de intenso tránsito que, en la ruta del petróleo, conduce al mar Rojo y al golfo Pérsico, y también al Atlántico en las rutas transoceánicas. Como mar cerrado -de unas 2.000 millas (3.700 kilómetros) de largo, que es la distancia entre Ceuta y Beirut, por unas 600 de ancho (1.100 kilómetros), que es la -distancia entre Trieste (Italia) y Trípoli (Libia)-, sus aguas están fuertemente influidas política y militarmente por los países que lo rodean, y de ahí la enorme importancia, como lugares de obligado paso, de los estrechos (Gibraltar, Mesina, Bósforo y Dardanelos) y del canal de Suez.
En las riberas de este gran lago se apiñan 320 millones de habitantes, de los que el 58% corresponde a países europeos, el 24% a países de Africa y el 18% a países asiáticos. Latinos, árabes, beréberes, judíos, armenios, eslavos, griegos, turcos y sirios son, con sus diferentes culturas y religiones, quienes habitan las tierras regadas por el Mediterráneo.
Los países de la esfera occidental; que congregan al 84% de la población, son España, Francia, Italia, Grecia, Turquía, Israel, Egipto, Chipre, Marruecos, Líbano, Malta y Túnez. Los países bajo influencia del bloque del Este, que agrupan al 16% de la población, son Siria, Argelia, Libia, Yugoslavia y Albania. La catalogación de algunos de ellos no puede ser, sin embargo, rotunda.
A efectos geoestratégicos y militares, el Mediterráneo, que tiene una superficie de tres millones de kilómetros cuadrados -equivalente a cinco veces la península Ibérica-, es actualmente una zona llena de tensiones, rivalidades y peligros de confrontación. Los países del norte de África (Argelia, Marruecos, Túnez, Libia y Egipto) se miran entre sí con recelo; Israel mantiene un continuo enfrentamiento con sus vecinos (Líbano, Jordania y Siria). En la zona (incluidos Egipto, Arabia Saudí, Irán e Irak) se concentra el material de guerra más moderno vendido en los últimos años por Occidente y la URSS.
Según un estudio realizado por el Instituto de Estudios Estratégicos del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Ceseden), "la conflictividad en el Mediterráneo alcanza una probabilidad del 66% y aparecen hasta 24 puntos belígenos, principalmente en Oriente Próximo (conflicto árabe-israelí), Baicanes (Grecia-Turquía) y Magreb (Marruecos-Argelia), sin olvidar la pretensión marroquí sobre Ceuta y Melilla, las tensiones de Libia con Egipto o EE UU o, por supuesto, las continuas acciones terroristas con origen en varios de los países árabes de la zona, pero con objetivos en los países europeos".
La situación de España
Por la importancia estratégica de este mar, en sus aguas se vigilan constantemente la VI Flota norteamericana (45 buques de combate, más de 200 aviones embarcados y 25.000 hombres) y la V Eskadra soviética (unos 60 buques, la mitad de ellos de guerra y el resto logísticos o de inteligencia). La flota estadounidense se encuentra habitualmente en la cuenca occidental del Mediterráneo y la V Eskadra en la oriental, si bien varían sus posiciones de acuerdo con los acontecimientos concretos. Unbarco de guerra tarda cuatro días y medio en cruzar el Mediterráneo de Este a Oeste y un avión de combate lo hace en dos horas y media.
En un análisis sobre el Mediterráneo realizado por el coronel Carlos Jiménez Martínez se llega a las siguientes conclusiones:
- El Mediterráneo tiene los puntos más calientes en sus dos extremos, coincidiendo con las entradas al mismo.
- Su orilla norte constituye el flanco sur de la OTAN en Europa, que no cuenta con la fuerza que tiene en otras áreas.
- Por su preferente acento aéreo -la superioridad aérea que puede conseguirse desde los países ribereños es la clave de cualquier posible conflicto-, destacan, por este orden, España (con 3.000 kilómetros de litoral sobre ese mar), Turquía e Israel.
- "La pérdida de España supondría la de Europa, así como el no disponer de la base más favorable para su reconquista".
A la vista de estas circunstancias y del mismo mapa de la zona, se comprende la importancia geoestratégica de España, desde cuyo territorio los radar pueden cubrir todo el flanco noroeste de la OTAN y desde cuyas bases terrestres y marítimas los radios de acción de los modernos barcos y aviones de combate incluyen todas las aguas comprendidas entre Europa y África. El problema militar para España se plantea cuando los expertos del Ministerio de Defensa analizan las posibilidades reales de que el potencial militar español sea capaz por sí solo de controlar las aguas marítimas más próximas al territorio nacional en un lugar de tan elevado interés para las dos grandes potencias.
España es el único país que tiene enclaves militares en ambos lados del Estrecho -Ceuta y Melilla en el sur-, pero los estrategas militares coinciden en asegurar que las Fuerzas Armadas españolas no disponen de potencial suficiente para proyectar esa ventaja inicial.
El estrecho de Gibraltar
El estrecho de Gibraltar, zona cruzada anualmente por 58.000 buques y por la que pasa el 30% de los productos energéticos que consume Europa, tiene 15 kilómetros en su zona más angosta (entre Punta Europa y Tarifa). Los coroneles Miguel Alonso Baquer y Luis Oliver Buhigas afirman en un trabajo conjunto: "El Estrecho es trascendental para el dominio del Mediterráneo, mucho más que en canal de Suez; sin su posesión, Occidente perdería no sólo el Mediterráneo en sí y las bases que en él posee, sino también la vigilancia sobre la costa del norte de Africa, lo que le obligaría a retrasar unos 2.000 kilómetros el cinturón de bases occidentales".
La zona estratégica del Estrecho no es sólo el lugar geográfico de mayor angostura. Cuando se habla en términos militares del Estrecho se incluyen los accesos por el Mediterráneo y por el Atlántico, en un área que tiene cerca de 800 kilómetros de longitud. Además de la unión de ambos mares, el Estrecho se convierte también en la frontera entre Europa y África.
La posibilidad de taponar ese punto crucial en caso de conflicto es manejada por ambas potencias. Para Occidente supondría impedir el paso de los submarinos nucleares soviéticos en sus rutas hacia Norteamérica. Para el Pacto de Varsovia significaría privar a Europa de uno de sus caminos cruciales para el suministro de productos energéticos y materias primas. En ambos casos, siempre se maneja la posibilidad de que el taponamiento se realizaría mediante la instalación de pequeñas cargas nucleares de profundidad.
"La guerra de minas, tanto en los estrechos como en los accesos a los puertos, constituye una muy grave amenaza dificil de combatir", afirma el contralmirante Jesús Salgado Alba en la Revista General de la Marina correspondiente a mayo del pasado año.
Con o sin minado del Estrecho, el papel de España en la zona en caso de conflicto consiste en controlar o impedir el paso de buques o submarinos soviéticos. El comandante de la Armada Jorge Calvar afirma en la Revista General de la Marina: "Si se contempla la posibilidad de interdecir el uso del Estrecho a fuerzas navales hostiles, se comprende la posición dominante de la geografía española en una zona clave de la estrategia mundial".
Sistemas antisubmarinos
No es casual en este sentido que, a pesar de la oposición de algunos políticos estadounidenses, Washington decidiera en 1983 vender a España seis helicópteros SH-60 Lamps, que hoy constituyen el sistema más adecuado para la captación y ataque a submarinos.
Los helicópteros Lamps, que cuestan 5.000 millones de pesetas por unidad, estarán asignados al portaeronaves Príncipe de Asturias, con base en Rota, donde está el Grupo Aeronaval de Combate. España también proyecta instalar en el Estrecho sistemas submarinos fijos para detectar el pasó de sumergibles.
A pesar de ser una zona estratégica eminentemente española, el Estrecho no puede ser controlado por las Fuerzas Armadas españolas, y así lo asegura el capitán de navío Francisco Obrador Sierra: "Los medios bélicos de Estados Unidos o los de la Alianza Atlántica son los únicos capaces de de desarrollar la estrategia para un dominio eficaz del Estrecho de Gibraltar y sus accesos". Y añade: "La geoestrategia española es la más apta para el desarrollo de una estrategia de dominio del Estrecho y sus accesos". De ahí la gran aportación de España a la OTAN y a Estados Unidos: la utilización del territorio español para lograr el control de la zona.
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