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Silencio oficial sobre las causas del accidente aéreo del monte Oiz, ocurrido hace un año

Los resultados de la investigación sobre las causas del accidente aéreo ocurrido el 19 de febrero en el monte Oiz (Vizcaya) continúan sin ser conocidos oficialmente, cuando se cumple un año de la catástrofe, en la que perecieron 148 personas. Hasta el momento han recibido indemnizaciones los familiares de 80 de las víctimas. Los restos de ocho de los ocupantes de la aeronave, y entre ellos los del ex ministro Gregorio López Bravo, no han podido ser identificados por sus parientes y reposan en una fosa común del cementerio de Derio.

Entre las 9.25 y las 9.30 horas del 19 de febrero de 1985, el Boeing 727 Alhambra de Granada, de la compañía Iberia, que realizaba un vuelo regular Madrid-Bilbao, se estrelló en las faldas del monte Oiz, a 30 kilómetros del aeropuerto de Sondica, tras haber colisionado una de sus alas con la antena de Euskal Telebista situada en la cima de dicha cota, a 1.026 metros de altitud. Todos sus ocupantes, 141 pasajeros y siete tripulantes, fallecieron en el accidente. Ayer se celebró en Bilbao, en la basílica de Begoña, un funeral por las víctimas de la catástrofe organizado por la compañía Iberia.El sumario abierto en el juzgado de Guernica a raíz del siniestro se encuentra paralizado a la espera de las conclusiones a que llegue la comisión de investigación creada por la Dirección General de Aviación Civil, cuyo informe, inicialmente prometido para comienzos del presente año, se anuncia ahora para el próximo mes de junio. Entre los datos que se consideran comprobados, con base en informes de la propia compañía aérea, figuran los siguientes: que el avión volaba 300 metros por debajo de la altura mínima establecida para la zona en la que se produjo el accidente, que circulaba con cierta desviación respecto a la ruta de aproximación al aeropuerto de Sondica prevista y que en la carta utilizada por los pilotos de Iberia no figuraba la antena de Euskal Telebista.

A su vez, la hipótesis de un fallo humano del piloto, que tal vez no reparó en la pérdida de altitud del aparato, es la considerada más verosímil por la comisión investigadora. Otras hipótesis barajadas en distintos momentos en medios relacionados con la aeronaútica civil fueron: la posible existencia de una avería mecánica en los indicadores del aparato, que no habrían registrado, en ese supuesto, el descenso de altitud; la explosión de uno de los motores antes del choque con la antena, y una deficiente señalización de ésta. La cinta grabada en la caja negra del Boeing siniestrado registra un ruido intenso, que podría corresponder al impacto con la antena -pero también, según otras versiones, a la explosión de un motor en pleno vuelo- seguido de gritos de terror; luego, sólo el silencio más absoluto.

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