El Papa cita a Tagore y a Gandhi para criticar el control artificial de la natalidad
ENVIADO ESPECIAL Juan Pablo II citó ayer en Bombay al poeta Rabindranath Tagore, premio Nobel de Literatura, y a Gandhi, mártir de la no violencia, para defender la doctrina católica contra los métodos artificiales de control de natalidad.
Durante todo este viaje, que tiene a Bombay como última etapa, el papa Wojtyla no había aún afrontado el problema de la píldora o el del aborto en un país con 750 millones de habitantes y con un Gobierno propenso a un control drástico de la natalidad.
Los observadores habían mantenido incluso la hipótesis de que de la misma manera que el Papa no efectuaba bautismos ni ordenaciones sacerdotales para no herir la susceptibilidad de los hindúes, alérgicos a cualquier tipo de proselitismo religioso, y que Juan Pablo II, por primera vez en sus viajes, no dirigía su habitual discurso a los representantes del cuerpo diplomático acreditados en la nación visitada con el fin de no tener que tener que abordar delicados temas de política internacional -la India es un país no alineado-, el Pontífice evitaría tocar temas como el de la píldora y el aborto.
Pero durante la misa celebrada ayer en Bombay ante unas 200.000 personas, Juan Pablo II afirmó que con la transmisión responsable de la vida los padres "reciben con alegría los hijos como un signo de fecundidad y un don de Dios". Y recordó que ésta era la idea de Tagore cuando escribía: "Cada niño que nace trae con él el mensaje de que Dios no ha perdido la confianza en la humanidad".
Y tras haber evocado la doctrina del Concilio sobre la paternidad responsable, recordó que una doctrina similar se halla en los escritos de Gandhi.
El hecho de haberse apoyado en dos figuras como Tagore y Gandhi, admiradas en el mundo entero desde posiciones muy distintas y ciertamente más importantes que su oposición a los métodos de control artificial de la natalidad, ha provocado inmediatamente reacciones muy diferentes. Desde los que afirman que ha sido "un golpe maestro, genial" del Papa polaco a quienes piensan que se ha tratado más bien de una "fea instrumentalización".
Ayer, al margen de la visita oficíal, Juan Pablo II tuvo un encuentro privado con el arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia anglicana, Robert Runcie, que en estos días está también visitando casualmente sus comunidades de la India. Runcie había pedido en esta ocasión un encuentro con el Papa, pero planteó que fuera un encuentro no formal, sino amplio y con una agenda de temas a discutir. El Vaticano respondió que el Papa sólo podía concederle 15 minutos, cosa que no gustó a Runcie, quien se había encontrado ya otras dos veces con el papa Wojtyla, primero en Ghana y después en la catedral de Canterbury.
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