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Cada año desaparecen 10 millones de hectáreas de bosques

Soledad Gallego-Díaz

Representantes de 64 países de todo el mundo discutirán hoy y mañana en París sobre las causas de la destrucción de árboles y bosques y los medios que hay que poner en juego para evitarlo. Según informaciones recogidas por la ONU, cada año desaparecen del planeta 10 millones de hectáreas de superficie arbolada.La conferencia, denominada Silva, fue inaugurada ayer en la universidad de La Sorbona por el presidente de la República Francesa, François Mitterrand, que resaltó la importancia que concede Francia a los problemas del árbol.

Otros países europeos y africanos están también representados al más alto nivel, con la presencia, entre otros, del canciller de la República Federal de Alemania, Helmut Kohl; los primeros ministros de Holanda, Rudd Lubbers; Bélgica, Wilfred Martens, e Irlanda, Garret FitzGerald, y los presidentes de Senegal, Burkina Faso y Somalia. La delegación española está encabezada por el director general del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Icona), Ángel Barbero, porque, al parecer, todos los ministros están retenidos en Madrid debido al debate parlamentario sobre la Alianza Atlántica.

La lluvia ácida

El portavoz del Elíseo, Michel Vauzelle, señaló que se trata de una "cumbre excepcional", en la que se espera que se adopten "decisiones inmediatas". El mismo portavoz resaltó las implicaciones que tiene la lucha contra la contaminación y la importancia que reviste el diálogo franco-alemán occidental para regular la industria del automóvil. Los debates, que se abrirán hoy bajo la presidencia del primer ministro francés, Laurent Fabius, se centrarán en dos comisiones: el Grupo Roble, que tratará sobre los principales problemas forestales del norte de Europa -y, muy especialmente, de la llamada peste verde o lluvia ácida-, y el Grupo Acacia, que estudiará la desertización de los países de la región subsahariana africana.El fenómeno de la lluvia ácida -provocada por el vertido en la atmósfera de 61 millones de toneladas anuales de dióxido de azufre y otras sustancias contaminantes- se ha convertido en un problema político de primera magnitud en los países del norte de Europa, los más duramente afectados. En menos de cinco años, la mitad de los bosques de la RFA ha sufrido las consecuencias de esta nueva plaga, hasta el extremo de que el canciller Kohl, presionado por los verdes, ha exigido en la Comunidad Europea (CE) una nueva legislación que obligue a los vehículos automóviles a emitir gases limpios. La polémica entre la RFA y Francia, que considera que las nuevas normas exigen una fuerte inversión y pueden perjudicar a su industria automovilística, se ha zanjado momentáneamente con un aplazamiento.

Más grave aún es el problema de la desertización de numerosos países africanos, que se encuentran entre los más pobres del planeta y que no tienen medios técnicos y financieros para hacer frente a esta catástrofe. La conferencia Silva planteará "mecanismos eficaces de solidaridad" entre los países industrializados y los del Tercer Mundo para arbitrar nuevos recursos económicos científicos. Un documento preparatorio señala que el esfuerzo tendrá que ser colosal, y que "puede ser cifrado en una ayuda anual de unos 800 millones de dólares si quieren obtenerse resultados efectivos".

Rudd Lubbers, presidente en ejercicio de la CE, afirmó en el acto inaugural que "el colapso del bosque conduciría al colapso de todo el medio ambiente", y que es necesario que los países industrializados reduzcan las importaciones de madera y colaboren estrechamente con los países productores. Helmut Kohl lanzó un llamamiento urgente a todos los países "para que, más allá de ideologías y fronteras, cooperen para proteger y salvar los bosques y reparar los daños que ya se han producido".

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