Predicciones de que el dólar continuará a la baja hasta el segundo semestre
"El dólar norteamericano continuará su tendencia a la baja durante los próximos cuatro meses, para iniciar una recuperación a finales de junio y terminar el año con una cotización respecto al resto de las monedas fuertes superior a la que tenía a finales de 1985" manifestó ayer en Davos (Suiza) Tim McNamar, ex subsecretario norteamericano del Tesoro, durante su intervención en el simposio organizado en dicha ciudad por la EMF Foundation.
A pesar de estar ya fuera de la Administración, Tim McNamar, ahora en la empresa privada, se ha convertido en uno de los grandes gurús del simposio de Davos, por lo que su intervención acaparó gran expectación. McNamar fundamenta su predicción en que Estados Unidos está en situación de sacar provecho a muy corto plazo de la caída de los precios del crudo, de forma que la economía estadounidense notará sus efectos beneficiosos antes que la europea y mucho antes que Japón a causa de la estructura de su industria petrolera.El derrumbe de los precios del crudo se ha convertido así en un elemento clave en la evolución inmediata de las economías occidentales.
El petróleo le ha vuelto a jugar una mala pasada a Japón: después de haber efectuado enormes progresos en ahorro energético tras los dos grandes choques petroleros y haber puesto en práctica una previsora política de almacenamiento de crudo en su territorio, la caída de los precios ha cogido a los ni pones con un enorme almacenamiento de petróleo, comprado a 28 dólares el barril, cuando ahora el precio está en tomo a los 18 dólares. Para McNamar, este fenómeno va a impedir que Japón saque provecho a corto plazo de lo ocurrido con el crudo, y va a afectar negativamente la cotización del yen.
Deuda y crisis
"Nunca como ahora ha sido tan difícil el trabajo de la Reserva Federal", aseguró el ex subsecretario del Tesoro. Por un lado la Reserva Federal tendrá que vigilar los temas tradicionales, como son el ritmo de crecimiento de la economía, la crisis casi endémica de algunos sectores manufacturados, el textil, acero, etcétera, el déficit federal y los tipos de cambio; por otro, se verá obligada a poner su atención este año en tres puntos especiales: el hundimiento del sector agrícola, especialmente grave en California y el medio oeste; las graves crisis del sector inmobiliario, que afecta básicamente a centros como Dallas, Houston, Los Ángeles o Denver, y el ya viejo problema de la deuda externa.Lo cierto es que todos esos factores sólo hacen pensar en una política monetaria flexible. Cabría incluso que el proceso se agudizara y llegara a anular los efectos de la caída del petróleo. El escenario sería así, descrito por Tin McNamar: la Reserva Federal podría verse obligada este año a acudir en socorro de alguno de los grandes bancos norteamericanos, quienes, además del problema de la deuda externa, se han encontrado con una gran cantidad de fallidos en el sector agrícola.
¿Quién pagará la cuenta? La pagaría el ahorro americano, víctima de una inflación que podría llegar quizá al 60%, una tentación en una situación de energía barata y moderación salarial. En tal escenario el dólar seguiría bajando aún más deprisa.
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