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El papa Wojtyla habrá de jugar sobre un complicado tablero de ajedrez

Juan Arias

El papa Juan Pablo II inicia esta mañana su inmersión en el planeta de la India. Es consciente de que su papel no será fácil si no quiere caer en el peligro de la ambigüedad, y lo que le preocupa no es si saldrá o no gente a aplaudirle, ya que no le faltarán muchedumbres, no sólo de católicos sino también de hindúes y musulmanes. Como no le faltó entusiasmo ni masas a Pablo VI cuando estuvo en Bombay hace ahora 22 años. Para Juan Pablo II los problemas son otros.Primero, el de una jerarquía católica enfrentada a causa de los tres ritos en los que se dividen los 12 millones de católicos de la India: los de rito latino y los de rito siro-malabarese y siro-malankarese, de antiquísima tradición, y que sólo después del Concilio han tenido vida fácil, ya que antes se pretendía, desde Roma, que todo se uniformara con el rito latino, considerado en el fondo más fiel al Papa y más cercano a Occidente. Porque los católicos de rito oriental en la India son más bien autonomistas y en ellos el elemento de los seglares en la Iglesia es muy fuerte, como lo es también el deseo de no renunciar a la antigua cultura india.

El problema es tan grave que el Papa no podrá visitar la diócesis de la cual, no hace mucho, el obispo tuvo que irse por dichos contrastes de ritos. Más aún, tampoco podrá celebrar, como se deseaba, el centenario de la creación de la jerarquía católica en la India, pues los católicos y obispos de rito oriental lo considerarían una ofensa, ya que ellos se sienten descendientes del mismo apóstol Santo Tomás, con casi 2.000 años de existencia. *

¿Cómo se moverá en este laberinto el papa Wojtyla, a quien por un lado le gusta que las Iglesias miren todas hacia Roma pero que al mismo tiempo, por sus raíces polacas, siempre ha defendido a las minorías que piden fidelidad a su propia historia? Visitará la tumba donde, según la tradición, está enterrado el apóstol Santo Tomás, como, también según la tradición, en Roma están las tumbas de Pedro y Pablo.

Y después visitará la tumba de san Francisco Javier, en Goa, punto de referencia sobre todo para los católicos de rito latino.

Al mismo tiempo, en Kottayam, el Papa celebrará dos beatificaciones en el rito siro-inalabarese ' que ha estado aprendiendo en las últimas semanas. "Si lo hubiese hecho en latín", dijo a EL PAIS un sacerdote indio, "hubiese sido una grave ofensa, ya que en aquel lugar rige el rito oriental".

Pero al Papa le esperan otros problemas. La Iglesia en la India, al no poder hacer proselitismo niempujar a la conversión a la gente por su ancestral tradición de pluralismo religioso, se ha lanzado al testimonio en lo social. Hasta el punto de que con sólo un 1,7%. de la población, los católicos cuentancon 634 hospitales, 1.640 dispensarios, 252 leproserías, 1.293 orfanatos, 833 escuelas maternas y más de 15.000 escuelas. Los católicos poseen, además, 4.148 centros de asistencia, algunos de ellos,como la obra de la madre Teresa de Calcuta para los moribundos, de intenso espíritu de abnegación.

Pero, al mismo tiempo, al catolicismo se le acusa en la India religiosa y mística, donde se adoran más de tres millones de dioses y donde la vida está en función de lo divino, de ser demasiado social, poco espiritual.

Simultáneamente, empiezan a aparecer en aquel continente los atisbos de la tan temida teología de la liberación. Los nuevos teólogos de la India progresista acusan a la Iglesia de interesarse mucho por la asistencia social, pero poco, en el fondo, de las causas que impiden a millones de indios liberarse de antiguas esclavitudes.

Ateísmo y secularización

Y aún más: mientras en la India, hasta ayer, el fenómeno del ateísmo o de la secularización de tipo occidental eran algo no sólo desconocido sino inconcebible, hoy, como ha explicado Raymundo Panikar, especialista en el budismo, ambas cosas empiezan a serpentear entre los jóvenes.Como también empiezan a aparecer los primeros síntomas de contestación al Papa y a Roma por parte de religiosos y sacerdotes, sobre todo formados en las universidades eclesiásticas occidentales.

Juan Pablo II deberá moverse en este difícil ajedrez con mucho tiento para no caer en la tentación de defender en la India lo que combate en Roma, o al revés, de condenar en aquel país lo que con tanta fuerza defiende en Europa. Por eso existe una cierta curiosidad por ver cómo se moverá en los 28 discursos que pronunciará en estos 10 días nada fáciles.

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