La oposición de Haití desea que el Ejercito arrebate el poder a la camarilla gobernante
Duvalier intenta prevenir un golpe militar
El presidente vitalicio de Haití Jean-Claude Duvalier, de 33 años, trata de prevenir un golpe militar que acabe con su dictadura y la de su familia. Para ello, ha adoptado cambios en los mandos del Ejército y desmantelado parte del aparato policial. Los llamamientos al Ejército para que ponga fin al régimen duvalierista vienen de casi todos los frentes. La oposición haitiana vería con buenos ojos una intervención militar que expulsara a la camarilla gobernante.
Por Puerto Príncipe circulaban la pasada semana los nombres de militares que parecen contar con el beneplácito de Estados Unidos para poner fin al régimen de Duvalier. Uno de los dirigentes de la oposición pedía al enviado de este periódico: "Por favor, no mencione a ese militar, porque lo pondría en el punto de mira del presidente".El presidente mantuvo la semana pasada reuniones con los jefes militares por separado y luego decidió destituir a, 11 altos oficiales; cambiar a otros de destino y disolver la policía secreta, del palacio presidencial. Duvalier pareció sentirse acosado y trata de reaccionar buscando para el Gobierno y el mando militar a gente de su confianza. En medio año, Duvalier ha realizado ya cuatro cambios de Gobierno, el último el pasado 30 de diciembre. La base que sostiene al presidente se reduce cada vez más. La vieja guardia duvalierista, los partidarios del difunto Papá Doc y de la todavía viva guardiana de la revolución, la madre del actual presidente, han visto con recelo la ascensión al poder y a los privilegios de la esposa del presidente, Michelle Benett.
Los duvalieristas ven en la subida de los Benett una vuelta al poder de los mulatos. Esto contradice las ideas sobre la negritud de Papá Doc. También se asiste en Haití con escándalo a la acumulación de fortuna de los Benett. El padre de la presidenta pasó, en cuatro años, de ser un comerciante boyante a poseer una de las primeras fortunas del país. Los duvalieristas puros critican al actual presidente su matrimonio con Michelle Benett. La presidenta, de 33 años, estuvo casada en primeras nupcias -que fueron anuladas canónicamente-, con Alix Pasquet, quien en 1957 atacó el cuartel Dessalines para tratar de derribar al viejo Duvalier.
Negros y mulatos
En este marco de intrigas palaciegas y de conflictos raciales latentes entre negros y mulatos, el pueblo de Haití soporta la peor situación de América Latina. Los datos sobre salud son expresivos. Las expectativas de vida de un haitiano son 48 años (65 en la vecina República Dominicana). En Haití mueren 124 de cada 1.000 niños nacidos (69 en la República Dominicana)- y hay 1,4 médicos por cada 10.000 habitantes (5,9 en la República Dominicana). Los niños en edad preescolar pasan enfermos más de la mitad del tiempo, el 80% por diarreas, que es la primera causa de mortalidad infantil. El 30% de los niños del campo y el 48% en las ciudades padecen anemia. Por las calles de Puerto Príncipe deambulan niños y jóvenes que se llevan la mano a la barriga y dicen a todo blanco que pasa por allí: "Tengo hambre".En reuniones privadas, algún alto oficial no se recata en comentar que las manifestaciones de la gente se deben al hambre y la miseria, y critican abiertamente al presidente. Sin embargo, el Ejército está estructurado orgánicamente de tal modo que resulta muy difícil organizar un golpe militar. El mando de las unidades está vinculado directamente al presidente.
Existe además la milicia armada de los voluntarios de la seguridad nacional (VSN), los antiguos Tonton Macoutes, una especie de milicia civil del duvalierismo, reclutada entre los marginales y los individuos desclasados, capaces de toda clase de atrocidades y vejaciones contra el pueblo.
La pasada semana se publicó en Haití el comunicado oficial de que el 20 de enero uno de los Tonton Smacoutes muy próximo al presidente Duvalier, León Agustín, apareció asesinado en el centro de la capital. Rumores no confirmados dicen que es ya el séptimo tonton macoutes asesinado en los últimos tiempos, lo que puede indicar que está en marcha un ajuste de cuentas interno o se trata de advertir directamente al presidente.
El dirigente de la oposición haitiana, Hubert de Ronceray, un profesor universitario en el que muchos ven a un posible futuro presidente, declaró a este periódico: "El Ejército debe hacer algo. El problema de la caída de Duvalier se debe en gran parte a la ineficacia del Ejército. La situación es tan madura que el Ejército debería intervenir. La caída provocaría una situación de anarquía y el Ejército deberá asumir su responsabilidad. Si el Ejército no toma una postura muy fuerte, se producirá la anarquía".
Pocas ilusiones
Sobre las posibilidades de una intervención del Ejército, Ronceray no se hace ilusiones porque "está muy dividido", afirma. "El padre empezó por destruir la unidad del Ejército para dominarlo. Tomó todo el poder e impuso a los Tonton. Se pueden tener buenas relaciones con oficiales, pero no se puede manejar al Ejército porque no es posible una acción unitaria".Un diputado de la actual asamblea legislativa de Haití, Rockefeller Guerre, que se autodenomina "diputado del pueblo", escribió el pasado 13 de enero una "carta a los miembros de las fuerzas armadas" en la que les invita a la reflexión sobre la situación actual.
Escribe el diputado a los militares: "Vosotros habéis ido hasta el extremo de disparar sobre niños que no tenían ni siquiera una piedra en la mano. Sembráis el duelo y la desolación en las familias cuyo único crimen es tener el coraje de decir que ellos están en la pobreza, que no pueden dar de comer a sus hijos ni enviarlos a la escuela. Como esos soldados blancos surafricanos que realizan matanzas entre las poblaciones negras, vosotros actuáis como si esos Jóvenes haitianos a los que asesináis no tuvieran el derecho de protestar contra la injusticia, la miseria y la dilapidación de las cajas del Estado".
Más adelante, Guerre invita a los militares a tomar partido por las reivindicaciones populares: "Al leer las exigencias en algunas pancartas, 'Abajo la Constitución', 'Viva el Ejército', está claro que el pueblo no tiene nada contra vosotros, oficiales y soldados. El pueblo os ama porque vosotros estáis para garantizar su seguridad. Sabe que no sois responsables de su miseria, puesto que no circuláis en lujosos Mercedes ni tenéis castillos en Haití ni el extranjero, no tenéis millones fuera del país a costa del horario público."
Guerre concluye: "El pueblo simpatiza con vosotros porque muchos de vosotros no pueden pagar una buena escuela, un alquiler mediano para una casa decente, poseer un cochecito y dar adecuadamente de comer a su familia. Tened, pues, piedad de las pobres gentes con hijos de edades que podrían ser vuestros hijos. No los maltratéis, porque están tratando de aportar un desmentido formal al 99,98% obtenido en favor de la Constitución en el referéndum del 22 de julio de 1985".
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