_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Dos camas

Álex Grijelmo

El conserje se ruboriza. "No, caballero, no tenemos de matrimonio. Son todas habitaciones de dos camas". El cliente ha hablado en voz baja. Apoya las maletas en el suelo, da vía libre a un suspiro y contesta resignado: "En fin, sea. Deme la habitación con las dos camas, qué le vamos a hacer".El colchón doble se encoge y deja paso a las sábanas separadas. El matrimonio formal, la novia principiante, el enamorado de guardia, los tortolitos en viaje clandestino, han de enfrentarse a una cruel alternativa: dormir en la distancia o pasar la noche tan juntos que uno de los dos deberá posarse sobre la barra del somier mientras el otro se lleva todas las mantas.

Adiós aquellos movimientos suaves para unir dulcemente los pies; las caricias furtivas sobre la cadera; la noche en ese aroma ficticio que sin embargo permite palpar carne viva; las horas de sueño pensando siempre en lo único. La economía hostelera no está para romanticismos. ¿Qué hacer, si no, cuando ya sólo quedan libres camas de matrimonio y se presentan en el vestíbulo dos ejecutivos de la Siemens en viaje de trabajo?

La rentabilidad reside en el multiuso. Total, parejas, además de las de la Guardia Civil, pueden llegar muchas a un hotel: los hermanos que viajan por un asunto de papeles; el padre y su hijo en busca de la madre huida; el equipo de dobles del club de tenis provincial; los dos representantes estudiantiles que, a pesar de constituir una delegación mixta, no podrán vencer la timidez y se quedarán con las mismas; el redactor y el fotógrafo; el jinete y su caballo. En cambio, la cama de matrimonio sólo sirve para un matrimonio, o cosa que se le parezca. Así que acabará excluida del gremio hotelero, que siempre había aportado noches de ensueño a buen precio.

Pero vamos, vamos, no hay que desanimarse. Aún queda un resquicio: el contribuyente debe pedir la declaración de la cama de matrimonio como bien de la Humanidad y exigírsela al Estado en todos los paradores nacionales. Es un problema de cultura popular, de conservar las tradiciones románticas. De mantener el tipo.

En tamaño trajín nadie puede quedarse dormido.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_