La NASA anuncia la suspensión temporal de los vuelos tripulados
La NASA, Administración Espacial Norteamericana, no sabe aún, y tardará mucho tiempo en saberlo, qué causó la tragedia del Challenger, y, mientras tanto, ayer anunció la suspensión temporal de los vuelos tripulados. Jesse Moore, administrador en funciones de la agencia espacial, afirmó en una conferencia de prensa que esta suspensión de operaciones "a corto plazo" es lógica hasta que se conozca qué provocó la explosión. "Reanudaremos los vuelos tripulados tan rápida y tan prudentemente como podamos", precisó.
Moore dijo también: "No especularemos con las causas y habrá que revisar cuidadosamente todos los datos antes de que podamos obtener conclusiones".Moore, acosado por los periodistas en el Centro Espacial Kennedy, de Florida, se negó a especular sobre el impacto a largo plazo respecto al programa espacial. La NASA ha nombrado una comisión de investigación provisional, cuya primera decisión ha sido embargar todos los datos sobre la fallida misión, referentes al vuelo en sí, a los preparativos, la torre de lanzamiento, las películas y fotografías de los 75 segundos del vuelo, las declaraciones de los astronautas y todos los datos que provocaron los retrasos de la misión. La agencia espacial tenía anoche muy pocos datos para iniciar la investigación, que sus dirigentes aseguraron será larga y compleja.
Los aviones y los helicópteros interrumpieron a las seis de la tarde, hora de Washington (medianoche hora de Madrid), la búsqueda de los restos del desastre, que continuaron durante la noche buques de la Armada y del servicio de guardacostas. La búsqueda se realizaba en una zona marítima del Atlántico de 50 por 100 millas, que comienza a 18 millas frente a la costa de cabo Cañaveral, en Florida. Hasta anoche sólo habían sido avistados algunos restos, que tardaron casi un hora en caer del espacio, aunque sí habían sido recuperados parte de los cohetes impulsores que se sueltan de la nave un minuto después del lanzamiento. Estos tanques de combustible llevan en el despegue más de dos millones de litros de hidrógeno y oxígeno, que los convierten en una auténtica bomba en potencia.
Escape de combustible
Los expertos especularon ayer con que el fallo de una misión que se consideraba ya de rutina se debió de producir en el sistema de propulsión del Challenger. Algunos ex miembros de la NASA hablaron de un posible escape en los inmensos depósitos de combustible, refiriéndose a la aparición de llamas previas a la desintegración del transbordador espacial. Pero no hay ninguna evidencia hasta ahora para hacer otra cosa que especular. El tiempo era bueno; y las condiciones del lanzamiento, correctas, aseguró la NASA. En los primeros segundos del vuelo y en las conversaciones previas con los astronautas no se detectó "nada inhabitual". La agencia espacial negó que hubiera decidido el lanzamiento presionada por el ambiente de pesimismo creado por los cuatro frustrantes aplazamientos de los últimos días, cuando el frío reinante en Florida y el hielo que se formó sobre algunas partes del sistema de lanzamiento interrumpieron la cuenta atrás."Sólo tenemos en cuenta las consideraciones de seguridad y esto es lo que hemos hecho en este y en todos los vuelos", aseguró Jesse Moore, que cinco horas después de la tragedia apareció en televisión para anunciar al país oficialmente: "De la investigación en el lugar de la tragedia lamento informar que no hay evidencia de supervivientes". El hielo que cubrió la torre de lanzamiento el pasado sábado ya se había fundido ayer por la mañana y no ha podido causar la catástrofe, según los expertos. Testigos que estuvieron en el centro de lanzamiento Kennedy el sábado pasado informaron ayer que habían oído que una de las grúas de la plataforma de lanzamiento había rozado parte del Challenger. Pero Moore explicó anoche que se trató sólo de "un roce" sin importancia, en un tanque de calentamiento. La posibilidad de un sabotaje fue rotundamente descartada por la NASA.
El vicepresidente de Estados Unidos, George Bush, fue enviado ayer por Ronald Reagan a cabo Cañaveral para poner en marcha la investigación. Expresó las condolencias oficiales a los familiares de las siete víctimas y rindió homenaje "a su coraje". Bush afirmó: "Tenemos que seguir adelante con valor y dedicación". Un responsable de la NASA aseguró: "Para toda la nación es un día difícil, pero para mí lo es especialmente porque conocía personalmente a cada uno de ellos". El ex astronauta y actual senador John Glenn declaró: "Siempre hemos esperado que esto no ocurriera, pero, desgraciadamente, ha ocurrido".
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