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Sanciones a jefes policiales soviéticos por su falta de celo en un caso de asesinato

Pilar Bonet

Un total de 19 altos cargos de la región de Novosibirsk, entre ellos los máximos responsables de la fiscalía y los jefes de la policía local, ha sido sometido a sanciones disciplinarias por el poco celo mostrado en relación al asesinato a tiros, en una vendetta, del fiscal E. Melnikov, según publicó ayer el órgano central del partido, el periódico Pravda. El proceso ha sido destacado por Pravda tras recibir una carta anónima que criticaba a la fiscalía de Novosibirsk por su tolerancia, connivencia e incluso encubrimiento de los delitos.

Novosibirsk, denominada la Chicago de Siberia, constituye el mayor centro industrial y económico de Siberia occidental y cuenta con 1,5 millones de habitantes, aproximadamente. La criminalidad en la región continúa siendo elevada, pese a que disminuyó un poco en 1985, informaba ayer Pravda sin dar cifras concretas sobre delitos.S. Jirpko asesinó a bocajarro, en 1984, al fiscal E. Melnikov, responsable del distrito de Ubinski, para vengar a su hermano, antiguo inspector de la policía, condenado por violación de la legalidad socialista. Más tarde, el asesino fue condenado a muerte.

"Este asunto", escribía Pravda, "puso de manifiesto todo el grado de falta de control en los órganos locales del mantenimiento del orden".

Durante largo tiempo, niiembros de los órganos del Ministerio del Interior en la zona cometieron delitos, hasta que el asunto se les fue de las manos. La esposa de Melnikov, que conocía la preparación del asesinato de su marido, escribió al fiscal del distrito, V. VIasov, que reaccionó de manera formal, al igual que la dirección de los órganos locales del Ministerio del Interior. Tanto VIasov como el jefe de la dirección local del Ministerio de Asuntos Interiores, L. Baturin, y el de la sección política de este ministerio, V. Romanov, recibieron advertencias por "serias insuficiencias" en el trabajo y la "ausencia del debido control del cumplimiento, por parte de los trabajadores de los órganos del mantenimiento del orden, de sus debidas obligaciones y la observancia de la legalidad socialista".

Los nombres de otros funcionarios, cuyos casos están sometidos al estudio del partido, son enumerados por Pravda. Entre ellos se encuentra un fiscal de distrito, V. Shesterikov. En noviembre de 1985, Pravda había escrito que no hubiera valido la pena mover el asunto del asesinado inspector Melnikov si de é se hubieran sacado lecciones, lo que, dice, no sucedió.

Pravda contaba varios casos más de implicación de la fiscalía en asuntos turbios, tales como robos y abuso de cargos con fines personales. Un inspector de la organización encargada de prevenir los robos de la propiedad socialista afirmaba haber recibido amenazas del fiscal Shesterikov, cuyo caso está ahora en estudio. El inspector, amenazado con posibles "molestia en el trabajo", estaba inveitigando un caso de robo que implicaba a la fiscalía.

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Bajo el mandato de Gorbachov, la URSS ha intentado sacar de su postración al aparato de justicia y dar mayor protagonismo a la fiscalía, un organismo con atribuciones teóricas para velar por los intereses de los ciudadanos ante el régimen.

La fiscalía cuenta con una red estatal y unos 17.000 fiscales que son renovados cada cinco años. La institución es la más próxima al aparato comunista entre todas aquellas que tienen atribuciones para investigar delitos. El fiscal general, Alesandr Rekunkov criticó la semana pasada en Pravda las "serias insuficiencias" en las actividades de la fiscalía y se refirió a la negligencia de algunos fiscales ante la violación de la ley. "Tenemos que elevar el trabajo con los cuadros al nivel de las exigencias actuales", señalaba Rekunkov.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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