El valor de las pensiones
Un año más (y van tres), el ministro de Trabajo, don Joaquín Almunia, se empeña en aplicar un sistema de revalorización de pensiones que ahonda cada vez más las diferencias ya existentes entre éstas, en contra de las antiguas promesas de su partido, en el sentido de que se esforzarían por unificarlas, y en contra también del más elemental sentido de lo que debe ser justo.Al ministro y sus colaboradores se les llena la boca de satisfacción explicando al pueblo el gran esfuerzo que hacen al subir las pensiones mínimas hasta tres puntos por encima de la inflación prevista. Y hay verdad en lo que dicen, pero no toda la verdad. Es cierto el porcentaje y posiblemente también lo sea que el Gobierno se esfuerza cuanto puede en la revalorización de las pensiones, pero se omiten matizaciones; por ejemplo, se soslaya que a los pensionistas sin cónyuges a su cargo sólo se les incrementará el 8,4% y, naturalmente, se calla que ni ellos mismos creen que en 1986 van a lograr contener la inflación en el 8% previsto. Por otra parte (y es lo que más me preocupa), tampoco se explica que con los porcentajes aplicados las pensiones más altas se incrementarán en cantidades de pesetas constantes y sonantes dobles o triples que las pensiones más bajas.
Abrigo la esperanza de que en futuras ocasiones caiga en la cuenta el ministro de Trabajo y Seguridad Social de que lo verdaderamente justo y progresista es la revalorización lineal de las pensiones, pues de seguir aplicando esa insolidaria regla de tres distributiva sólo conseguirá que para fin de siglo sea el colectivo de los pensionistas el sector más clasista y desigual de la sociedad española. Lo contrario de lo que en su teoría pretende el socialismo.-
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