Muammar el Gaddafi compara a Ronald Reagan con Adolf Hitler
El líder libio, coronel Muammar el Gaddafi, dedicó los 95 minutos de un mitin el miércoles por la noche a atacar la política de Israel y Estados Unidos con los países árabes, y comparó al presidente Ronald Reagan con Adolf Hitler, y al imperialismo y al sionismo, con una nueva forma de nazismo, al tiempo que reiteraba su lucha en favor de Palestina para liquidar al Estado de Israel y su solidaridad con todos los pueblos en hostilidad con Washington.
El coronel Gaddafi anunció que el día 22 de este mes se celebrará en Túnez la reunión de la Liga de Estados Árabes en la que se debatirán las medidas de boicoteo norteamericano contra Libia. Gaddafi indicó que no le bastaba con un comunicado de apoyo y solidaridad con su Pueblo y pidió al resto de los países árabes que adoptaran medidas concretas contra Estados Unidos.Gaddafi se mostró partidario de mejorar las relaciones con Europa occidental y reiteró en varias ocasiones su agradecimiento por la solidaridad de la Unión Soviética y los países del bloque socialista. Equiparó Palestina con la Polonia de la II Guerra Mundial, indicando que si el régimen nazi, al que comparó con el de Estados Unidos, arrasó a este pueblo, hoy día, varios años después, Polonia es libre y está considerada la decimoquinta potencia industrial del mundo.
El líder libio hizo estas manifestaciones ante un auditorio estudiantil, donde se concentraron cerca de 1.000 jóvenes de edades comprendidas entre los 14 y 18 años, todos uniformados con indumentaria militar de faena de color verde oliva y provistos de pañuelos verde claro en el cuello, color este último de la Yamahiria. El mitin, en que estuvo presente este corresponsal a un metro escaso del líder libio, conmemoraba el aniversario del levantamiento estudiantil de 1964 contra el régimen del rey Idriss, derrocado cinco años después por el propio Muammar el Gaddafi, en aquella fecha teniente del Ejército.
El líder de la revolución hizo su aparición en el auditorio a las siete de la tarde, justamente una hora después de que los estudiantes hubieran ocupado las butacas de invitados y a escasos minutos de la intervención, por espacio de un cuarto de hora, del dirigente palestino Abu Mussa, líder de Fath-Comando Provisional, grupo de tendencia prosiria escindido de la Organización para la Liberación de Palestina en 1984.
Llegó Gaddafi sin más guardia personal que dos oficiales del Ejército uniformados con traje de paseo, boina roja y provistos de transmisores, que se situaron a una distancia discreta del líder libio, a quien no quitaron ojo durante todo el acto. El coronel ocupó una tribuna de oradores instalada a la izquierda del escenario, ante un doble micrófono que hizo posible que su voz llegara al último rincón del auditorio y frente a tres pantallas pequeñas que le proporcionaban simultáneamente imágenes propias y del público que llenaba la sala a través de un circuito cerrado de televisión.
Vestía Gaddafi un mono de piloto de aviación de color verde oliva y sin distintivos, que cubría en su parte superior por una zamarra militar del mismo dolor sin mangas. No llevaba reloj y el único signo externo, además de su indumentaria, era su alianza de casado, de oro labrado y un ancho superior al habitual. Calzaba unas botas de media caña de color negro, probablemente de origen británico por su forma, pulcramente lustradas.
El líder libio utilizó estas prendas en sintonía con la indumentaria de los asistentes, para lo que tuvo que cambiarse horas antes, ya que en su encuentro con el presidente mauritano, coronel Muauiya al Taya, que ha visitado estos días Trípoli, y en algunas reuniones de congresos populares de base vestía el atuendo de beduino.
Gaddafi, pese al severo contenido de críticas lanzadas, habló pausado y sereno. Incluso calmó en al menos ocho ocasiones el encendido griterío de los asistentes.
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