La derrota de los socialistas franceses parece inevitable, a pesar de sus éxitos frente a la crisis económica
Los socialistas franceses se enfrentan a la perspectiva de una clara derrota electoral el próximo 16 de marzo, precisamente cuando los expertos estiman que están logrando controlar la crisis y que este año podrían recoger los mejores frutos de su política económica. "Resulta paradójico que los franceses crean que hemos fracasado en el plano económico, cuando los empresarios declaran estar más confiados que nunca y cuando las cifras muestran que hemos llevado la inflación a su nivel más bajo en 17 años, con un coste social inferior al de otros países europeos", explica un responsable del PS.
Los franceses parecen recordar mejor el evidente fracaso de la política de relanzamiento de los dos primeros años de Gobierno socialista (1981-1982) que el aparente éxito de los tres años de rigor que siguieron, y sobre todo, no olvidan el aumento del paro que ha subido de un 7,3% en 1980 hasta casi un 11% a fines de 1985.La oposición conservadora ha logrado hacer pasar su mensaje: los socialistas han comenzado a tener éxito cuando han olvidado sus propios proyectos y se han limitado a aplicar una política liberal, parecida a la que hacen Margaret Thatcher en el Reino Unido o Helmut Kohl en la República Federal de Alemania. "La única política posible es la liberal", afirma el principal partido de oposición, la Asamblea para la República (RPR), "y es más lógico que la apliquemos nosotros que ellos".
El primer ministro, Laurent Fabius, y todas las primeras figuras del PS se esfuerzan por convencer a los electores de que ese análisis es injusto. "Es cierto que hemos tenido que hacer el trabajo sucio que la derecha debía haber realizado mucho antes de que nosotros llegáramos al poder -la reestructuración y modernización de la estructura productiva francesa, con lo que ello implica de pérdida de empleo-, pero lo hemos hecho sin olvidar que somos socialistas y que uno de nuestros principales objetivos es la solidaridad", explicó recientemente Fabius.
Las estadísticas de empleo permiten interpretaciones contrapuestas. Es cierto que el número de parados ha aumentado en 600.000 desde que los socialistas llegaron al Gobierno, pero cierto también que la política aplicada, por ejemplo, por Thatcher en el Reino Unido o por los socialistas españoles tiene un coste social superior, según los expertos del PS. El caso de la RFA es distinto, pero los socialistas recuerdan que el desempleo se ha duplicado en aquel país en los cinco últimos años.
"El Gobierno socialista ha adoptado además otra serie de medidas de carácter social. Desde que llegamos al Gobierno se ha reducido la jornada laboral a 39 o 38 horas semanales, se ha generalizado la quinta semana de vacaciones anuales, los trabajadores han adquirido nuevos derechos en la empresa, se ha disminuido la edad para la jubilación voluntaria y se han puesto en marcha ambiciosos programas de formación y trabajo temporal para jóvenes", prosigue el experto del PS. "Todo ello al mismo tiempo que reducíamos la inflación de un 14% a un 5%, la cota más baja desde 1968, y que manteníamos el poder adquisitivo de los salarios".
"¿Victoria económica en vísperas de una derrota electoral?", se interroga esta semana el periódico económico británico Financial Times. La Prensa especializada extranjera, incluida la prestigiosa revista conservadora The Economist, asegura que la situación económica es mucho mejor de lo que creen los propios franceses. La causa de esa mejora, afirma la derecha gala, no es la política del Gobierno, sino la baja del precio del dólar y del petróleo. No es ésta, sin embargo, la opinión de buen número de empresarios franceses. Según el informe anual que acaba de publicar L'Expansion, "sería injusto negar que esta mejora se produce en un terreno parcialmente saneado por la izquierda".
Algunos empresarios reconocen paladinamente que "han pasado cosas estupendas desde 1983". Cerca de 2.000 patronos eligieron al ministro socialista de Finanzas, Pierre Beregovoy, como el mejor economista de 1985. Casi el 70% de los empresarios afirma que la salud de sus compañías ha mejorado.
Desde el punto de vista de los empresarios franceses sería un error echar por la borda todo el trabajo que ha realizado este Gobierno. Muchos de ellos creen que el presidente Mitterrand debe continuar en el Elíseo hasta que expire su mandato, en 1988, y nombrar en marzo de 1986 un primer ministro conservador con el que sea posible la coexistencia.
Las previsiones de L'Expansion para este año son francamente optimistas: un crecimiento del 2,2%, inflación del 3,8% y un excedente en la balanza de pagos corrientes de más de 45.000 millones de francos: "La economía francesa", señala el informe anual mencionado, "conocerá este año una fase de auténtico restablecimiento".
"La derecha nos acusa de haber llevado a la práctica vergonzantemente sus recetas económicas; pero si gana las elecciones de marzo será ella quien tendrá que aplicar nuestras propias recetas si no quiere provocar una catástrofe", ironiza el experto socialista. Los economistas temen que las mejoras logradas por el PS se vayan al traste si la oposición pone en práctica una política liberal salvaje.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.