Los 'geo' rescataron a Juan Pedro Gúzman sin hacer ningún disparo
Juan Pedro Guzmán Uribe, el industrial vizcaíno y directivo del Athlétic secuestrado el 30 de diciembre por ETA Militar, fue liberado ayer por, una unidad de intervención de los Grupos Especiales Operativos de la Policía Nacional (GEO) sin efectuar disparo alguno y tras convencer a los secuestradores de que se entregasen. La liberación de Guzmán se produjo en el marco de una amplia operación policial, aún no cerrada, que ha conducido a la detención de más de 20 personas y en el curso de la cual ha sido incautado. abundante armamento. El habitáculo en que permaneció Guzmán fue anteriormente utilizado por ETAm para ocultar a otras dos personas secuestradas: el ingeniero José María Ryan, que fue asesinado en febrero de 1981, y el industrial Federico Lipperheide, secuestrado a finales del mismo año y liberado tras satisiacer su familia el rescate.
El director de la Seguridad del Estado, Julián Sancristóbal; el director general de la Policía, Rafael del Río, y el gobernador- civil de Vizcaya, Iñaki Lópéz, presenciaron en directo la operación de liberación del secuestrado y fueron las pritneras personas en abrazarle, a las cinco de la madrugada, cuando -vestido con un jersei de lana y unos pantalones de chándal de color azul marino, corí barba de varios días, abandonó la lonja situada junto al portal número 68 de la calle Nagusia, en Basauri (Vizcaya).Dicha lonja, propiedad de Ignacio Usaola, que figura, al parecer, entre las más de 20 personas detenidas ayer como consecuencia de la operación policial, tiene forma rectangular y en su interior había, además de varios muebles apilados en desorden, un vehículo Ford Escort de color verde, matrícula de Bilbao 1231-AC. Al fondo, había un pequeño fregadero, cuyo grifo servia para activar el mecanismo que abría una pequeña compuerta situada debajo de la pila y que daba acceso al escondite donde los secuestradores relenían a sus víctimas.
El escondite
El escondite, una pieza rectangular de unos nueve metros cuadrados, está dividido en dos plantas. En la inferior había una estantería con diversos alimentos y útiles de cocina, un retrete, un lavabo con espejo, cuatro cepillos de dientes, cuatro o cinco sillas plegables, una cocinilla de gas tipo cámping, una bolsa de viaje con ropa y otros utensilios. De una percha colgaba el traje de color azul marino que vestía Juan Pedro Guzmán cuando fue secuestrado. Sobre la cocinilla se encontraba un recipiente con restos de leche. A través de una escalera de madera situada en un ángulo de la pieza se tenía acceso a la planta superior, en la que había seis literas y mantas. Esta pieza estaba iluminada por una bombilla normal y otra, adosada a la pared, de color rojo.
Esparcidas sobre una de las literas podían verse varias novelas -de Marcial Lafuente Estefanía y Agatha Christie, en su mayoría-, así como revistas. Entre estas últimas figuraba el número 72 de la ya desaparecida ERE, correspondiente a la semana del 3, al 10 de febrero de 1981; es decir, los días en que permaneció secuestrado el ingeniero de Iberduero José María, Ryan, asesinado el 6 de dicho mes. En la portada de la revista hay unas notas escritas a mano, en las que pueden leerse frases como: "Si gilipollas-cracia, cia, cia, cia"; "Bandrés-cracia, cia, cia, cia".
La unidad de los geo, reforzada por otros efectivos policiales, tomó posiciones en las inmediaciones de la lonja antes de las 4.30, mómento en el que varios agentes, al mando de un oficial, penetraron en el locaL Durante unos 30 minutos, el oficial entabló, a través del muro que separa la pieza principal del habitáculo camuflado, una conversación con las personas que custodiaban a Guzmán, tratando de convencerlas de que se entregasen.
Según indicó luego el, industrial, fueron ésos los momentos más tensos de su cautiverio: "Los geo gritaron: '¡Policía, entréguense!'. Ellos se pusieron nerviosos y cogieron las pistolas. Con gran habilidad dialéctica, el oficial fue convenciéndoles poco a poco de que no tenían otra salida que entregarse. Casi al final, me miraron, como preguntándome, y yo les hice un gesto indicándoles que, efectivamente, más valía que se entregasen porque era la única manera de que todos saliéramos de allí con vida".
Los tres secuestradores, miembros liberados de ETAm, fueron identificados por la policía como José María Gaztelumendi Uribarren -responsable del comando-, Manuel Azkárate Ramos y Joaquín Urain Larrañaga. Según el Gobierno Civil, los tres detenidos son los presuntos autores de cuatro atentados en los que murieron cuatro personas. Los atentados mortales son el asesinato del teniente coronel retirado del Ejército de Tierra Alberto Aznar Feiz, el 2 de julio de 1984, en Portugalete, y la colocación de una bomba en un vehículo al pago de un convoy del Ejército de Tierra, el 7 de diciembre de 1984, en Galdácano (Vizcaya), cuando murieron el subteniente Francisco Javier Fernández, el civil Manuel Asensio y el teniente Juan Enríquez.
Juan Pablo Guzinán fue conducido a la Jefatura Superior de Policía de Bilbao, adonde enseguida llegaron dos de sus hermanos, que habían sido personalmente avisados por el ministro Barrionuevo. Simultáneamente, otros familiares y amigos fueron acudiendo al domicilio de los Guzmán, en Las Arenas. El presidente del Athlétic, Pedro Aurtenetxe, y el entrenador, Javier Clemente, fueron de las primeras personas en llegar.
Hacia las 6.50, Juan Pedro Guzmán, acompañado por sus hermanos, llegó a su casa. Sonriente, saludó a los informadores y se mostró dispuesto a conversar con ellos, cosa que hizo tras abrazar a su mujer. "Mi primer deseo", dijo, "es ver a mis hijos".
El cambio de año
Sentado en el sofá del portal de la casa,junto con su mujer, su herinano Luis y el portavoz del Athlétic, José María Arrate, hizo un primer relato de los momentos que precedieron a su liberación. Se sorprendió al saber la hora, ya que pensaba que serían las 12 del mediodía: "Poco antes habíamos desayunado", precisó. Su única referencia temporal segura a lo largo de su cautiverio fue el cambio de año, "ya que escuché perfectamente los petardazos clásicos de Nochevieja"
Sus secuestradores no permitieron a Guzinán escuchar la radio y el úrúco penodico que le dejaban leer, el diario Egin, se lo entregaban tras recortar toda noticia relativa al secuestro. De todas formas, se les escapó una referencia, incluida en las páginas deportivas, por la que supo que en el partido de Liga Las Palmas-Athlétic, el sábado pasado, el capitán, Núñez, había soltado una paloma, símbolo del deseo de verle pronto en libertad.
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